Paraná Desde la Catedral de Paraná

Tedeum por el 25 de Mayo: Puiggari instó a “generar una cultura del encuentro”

El arzobispo de Paraná, durante la homilía que transmitió Elonce, lamentó las consecuencias que generó la pandemia e instó a generar un acuerdo social para “aspirar a una Nación que tenga compromiso por el bien común”.
En el marco de los festejos por el 212° aniversario de la Revolución de Mayo, se realizó este miércoles el tradicional Tedeum en la Catedral de Paraná; fue celebrado por monseñor Juan Alberto Puiggari y contó con la presencia de autoridades provinciales, municipales, judiciales y de seguridad, entre estos, el gobernador Gustavo Bordet; la vice, Laura Stratta; el intendente Adán Bahl; y la presidenta del STJ, Susana Medina.

“Nos reunimos para celebrar la memoria de un acontecimiento que nos define como pueblo”, manifestó el arzobispo de Paraná al inicio de la ceremonia religiosa, que registró Elonce. Y continuó: “Toda celebración patria presenta una mirada al pasado en la que reconocemos nuestras raíces, una vivencia del presente que nos compromete a examinar nuestros logros, pero también nuestros límites y carencias; y una mirada hacia el futuro que nos llama al compromiso de todos para construir una Argentina mejor para las futuras generaciones”.

“Damos gracias al Señor por la posibilidad de volver a encontrarnos en esta Iglesia Catedral para orar por la Argentina”, expresó al dar cuenta de las consecuencias que generó la cuarentena a consecuencia de la pandemia por coronavirus. “Es un buen momento para que como sociedad nos examinemos”, reafirmó Puiggari e instó a hacer memoria doliente junto a quienes sufrieron estos últimos meses la muerte de seres queridos por la enfermedad y sus secuelas, las pérdidas de fuentes laborales y la precariedad económicas”.
“Para muchos, este tiempo causó un importante deterioro en su ánimo y salud mental, espacialmente en jóvenes y ancianos, lo que se ve incrementado al afectar a las familias más pobres”, alertó y exhortó: “Es tiempo de valorar la vida austera, las cosas sencillas que nos dan la verdadera felicidad. Es tiempo de agradecer la familia, de valorar la comunidad, el barrio, las redes sociales de amistad y la solidaridad manifestada de manera maravillosa en este tiempo”.

Monseñor agradeció al personal de la salud, de seguridad, los servidores públicos, capellanes, y tantos otros que pusieron lo mejor de sí para servir a sus hermanos. “Varios perdieron su vida, a ellos nuestra admiración y oración, que el Señor los recompense con creces”, pidió. Al bregar por “refundar los vínculos sociales tan debilitados en nuestro país”, recomendó que “debemos apelar a la ética de la solidaridad y generar una cultura del encuentro”. “Urge recrear los lazos de la amistad social entre los argentinos para pacificar los corazones heridos y enfrentados; es imprescindible la reconciliación para aspirar a una Nación que tenga pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”, fundamentó.

Y continuó: “Para quienes creemos en Cristo, la paz es fruto de la justicia y estos valores solo se logran con respeto y diálogo, dejando de lado actitudes mezquinas y, sobre todo, con humildad”. “Queremos y necesitamos autoridades que busquen el bien de los argentinos, que estén dispuestos a buscar acuerdos, que trabajen de forma mancomunada”, sentenció el prelado ante las autoridades presentes en la Catedral Metropolitana.

“Necesitamos que todos los ciudadanos nos comprometamos por el bien común de la Patria. Tenemos que ponernos la Patria al hombro, como le gustaba decir a Francisco cuando estaba entre nosotros”, vociferó.
"Tenemos que pensar la Argentina de los próximos 100 años, salir de la mirada cortoplacista; necesitamos un proyecto de país, reafirmando nuestra identidad común, estableciendo políticas públicas con consensos fundamentales que se conviertan en referencias para la vida de la Nación y puedan subsistir más allá de los cambios de gobierno, para lo cual hay que mirar el pasado de nuestra historia", exigió.

Y agregó: Recibimos la Patria como un legado maravilloso y una tarea inacabada. Todos somos constructores y responsables de su futuro. No esperemos a ver que hacen los otros, no miremos con indiferencia lo que no nos toca, despertemos de la inmadurez de pretender un Estado paternalista. La Argentina es obra de todos, que se hace con el deber de cada día, hecho con esfuerzo, con honestidad, pensando más en los otros que en el propio interés. Actitud que supone heroísmo para no cansarse, para no claudicar, para comenzar cada mañana, en nuestro lugar, para creer y esperar que con la Gracia de Dios otra Argentina es posible legar a nuestros hijos".

“La amistad social que anhelamos no se impone por decreto ni por arreglo de unos pocos. No habrá cambios si no renace una intensa mística del servicio que ayude a despertar nuevas vocaciones de compromiso público y político”, sentenció monseñor y recomendó: “Para poder realizar esta noble tarea, todos debemos superar los individualismos, los partidismos, los intereses egoístas y trabajar decididamente por el bien común”.

“La justicia y el amor es la cumbre de aquel camino social que nos enseñó Jesucristo”, cerró. (Elonce)
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