Sociedad La vida en la cárcel

Qué hicieron las acusadas de asesinar a Lucio Dupuy cuando llegaron a la cárcel

Magdalena Espósito, la madre del chico y su pareja Abigail Páez pasan sus días en un penal de San Luis. Según se supo, lo primero que hicieron al llegar fue confesarse con el capellán. Estarán en la celda con otra acusada de matar a su hijo
Magdalena Espósito y Abigail Páez se sentaron frente al capellán y se confesaron. Fue lo primero que hicieron las dos mujeres acusadas de asesinar a Lucio Dupuy cuando llegaron al Complejo Penitenciario N°1 de San Luis una semana atrás. Tras ingresar a la penitenciaría desde La Pampa, donde fueron enviadas por su seguridad física, fueron llevadas al pabellón de ingreso para ser encerradas por separado en celdas diferentes.

Siete días después, ya recibieron visitas, se anotaron para terminar el secundario tras las rejas y comenzaron a convivir con otra interna que fue elegida por las autoridades penitenciarias especialmente para que las ayude a introducirse en el mundo tumbero. Esa presa cometió, supuestamente, el mismo delito que habrían cometido ellas: matar a su propio hijo. El lunes pasado, cuando el país se conmovía con los detalles del asesinato de Lucio, tanto su madre Magdalena Esposito Valiente (24) y la novia de ella, Abigail Páez (27), las únicas acusadas, fueron retiradas de la La Pampa para resguardar su integridad y trasladadas al penal puntano. Todo se dio en un operativo secreto que se filtró a los medios recién cuando las mujeres ya estaban dentro de la cárcel.
“Apenas llegaron, fueron llevadas a uno de los pabellones de ingreso, como se hace con todas las mujeres que llegan. Se decidió que cada una duerma en una celda diferente, aunque pueden comunicarse entre sí porque están una al lado de la otra. Luego de acomodarse, tuvieron su charla religiosa con el capellán”, explica a Infobae una fuente penitenciaria.

El protocolo penitenciario indica que las nuevas internas deben pasar por siete días de aislamiento donde se les da la “bienvenida”, es decir que se les explica cómo es la vida dentro de la cárcel y se las mantiene sin contacto con el resto de la población para evitar problemas. Así sucedió con Esposito y con Páez.

En el transcurso de esos días ambas mujeres recibieron apoyo psicológico, se entrevistaron con algunas autoridades del penal y con enviados del Ministerio de Derechos Humanos. Hablaron poco y nada.

También tuvieron una reunión con personal de Educación donde las mujeres les contaron que no tenían el colegio secundario terminado y que tenían intenciones de finalizarlo. En ese momento les tomaron los datos y formalizaron la inscripción para el ciclo que comienza el año que viene.
En el periodo de aislamiento no se cruzaron con ninguna otra detenida. La información que circuló sobre una supuesta golpiza es falsa y fue desmentida por altas fuentes del Servicio Penitenciario de San Luis y del Ministerio de Seguridad de la provincia. El video que circuló por redes sociales es falso también. La detenida golpeada brutalmente en esas imágenes ni siquiera se parece a alguna de las acusadas.

Desde el lunes pasado hasta anoche, que permanecieron en aislamiento, no pudieron siquiera salir al patio a caminar. Es lo que indica el protocolo, que fue reforzado aún más en este caso. Pero esos días de apartamiento finalizaron esta mañana y las autoridades tomaron una decisión sobre su futuro.

Las jefes del modulo femenino del Complejo Penitenciario decidieron que tanto Espósito como Páez continúen viviendo en el mismo pabellón que hasta ahora, que será cerrado para ellas. No quieren que se crucen con el resto de las internas, por ahora. El miedo a un ataque contra ellas está latente. Lo mismo había ocurrido con los rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, al ser encerrados en el penal de Dolores.

Sin embargo, no serán sólo dos las convivientes en ese lugar. Se sumará a ellas una tercera interna, que ingresó al penal hace unos meses y que está acusada también de haber asesinado a su pequeño hijo, de la misma edad de Lucio. “La idea es que esta mujer las vaya introduciendo de a poco a la vida de la cárcel. En el pabellón estarán ellas tres solas. Cada una con celda individual”.

Otro cambió en la vida de Espósito y Páez es que al terminar el período de encierro podrán salir al patio para caminar o correr y también utilizar el teléfono público. En los próximos días también tendrán habilitados los cursos que suelen ofrecerles a las detenidas: corte y confección, computación o algún taller en la biblioteca. Todo va a depender de como avance la progresiva adaptación. Por ahora, continuarán aisladas.

También tendrán la posibilidad de recibir visitas de 9 a 13. Esto les fue informado en la tarde de ayer y una de ellas ya hizo uso de ese beneficio. Esta mañana, Abigail Páez recibió la visita de su mamá con quien estuvo por el lapso de una hora.

Antes, las dos imputadas por el crimen de Lucio tuvieron una comunicación vía videoconferencia de WhatsApp con su abogada oficial, la doctora María Silvina Blanco Gómez. Por el momento es una única letrada que asiste a las dos aunque esa situación podría cambiar si las estrategias de ambas comienzan a diferir.

En el expediente todavía no está claro si las dos estaban en el departamento que compartían con Lucio al momento de la golpiza que recibió el menor. Es que una cámara de seguridad las muestra a las dos saliendo a las 19.30 y dejando sólo al menor. Unos minutos después solo vuelve Páez, la novia de la mamá, que es la que llevó al menor a la posta sanitaria porque se había descompensado por los golpes.

De todos modos, lo cierto es que la imputación formal contra las dos sigue siendo la de homicidio agravado por el vínculo en el caso de Magdalena Espósito, por ser la madre, y homicidio simple en cuanto a Abigail Páez. Pero la causa sigue sumando elementos y nadie descarta que las acusaciones puedan agravarse en las próximas horas.
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