Lo primero a considerar sobre el hecho fueron las condiciones climáticas en las que se llevó a cabo el vuelo. Existía un alto riesgo por potenciales accidentes. El Departamento de Policía de Los Ángeles lo había advertido con sus propios artefactos, que no despegaron esa mañana. La densidad de la niebla fue un factor determinante. Teniendo en cuenta esto, el piloto de la nave tuvo una conversación con la Torre de Control que debió ser revisada por los investigadores. Recibió autorización para volar bajo las Reglas Especiales Visuales de Vuelo, esto significa que ante las pésimas condiciones, le permitieron despegar de todas formas. Justo antes del accidente, Zobayan solicitó un "seguimiento de vuelo", previendo que la situación empeoraba.
"No sonaba bien y volaba muy bajo. Lo vi caer, pero era difícil distinguirlo porque estaba muy nublado. Nadie podría haber sobrevivido a eso", expresó uno de los testigos a Los Ángeles Times. Todos aquellos que presenciaron el incidente estando en tierra confirmaron que volaba muy bajo.
Por último, la investigación correspondiente la llevaron adelante la Administración Federal de Aviación, el FBI y la policía local. La compañía productora de la aeronave también colaboró en el proceso. La última información que recibió la prensa es que todo apunta a una confusión por parte del piloto, con la neblina como principal apuntada.