"Es como una zona de guerra. No tengo palabras", dijo el miércoles el alcalde de Beirut, Jamal Itani, a Reuters mientras inspeccionaba los daños, los cuales estimó que costarían miles de millones de dólares. "Esto es una catástrofe para Beirut y para el Líbano".
En declaraciones a medios locales, el Gobernador de Beirut, Maruan Abboud, señaló que los daños en la ciudad son enormes, en torno a los 3.000 o 5.000 millones de dólares, y que más de 200.000 personas se han quedado sin casa tras la explosión.
El primer ministro aprovechó su discurso televisado de la mañana del miércoles para hacer una llamada a todos los países para que brinden ayuda a la pequeña y maltrecha nación (sumida en una crisis económica). La respuesta ha sido extensa: Francia, el Reino Unido, Rusia, Irán, República Checa, Grecia, Dinamarca, Egipto o la vecina Jordania, entre otros países, enviaron refuerzos para las tareas de rescate, habilitaron hospitales u ofrecieron ayuda humanitaria.