Posteriormente, "y al ser interceptado nuevamente por Albornoz quien le solicitaba una boleta por el monto abonado o el dinero, ignoró dicho pedido, e intentó escaparse del lugar cuando escuchó sirenas de un patrullero de policía, y cuando cae al piso es interceptado por el denunciante, quién lo retiene hasta que funcionarios policiales se hacen presentes en el lugar".
Al funcionario se le atribuye la supuesta comisión del delito de Concusión, prescripto en el Capítulo IX del Código Penal de la Nación, que refiere a la Exacciones ilegales. En el artículo 266 ordena que "será reprimido con prisión de uno a cuatro años e inhabilitación especial de uno a cinco años, el funcionario público que, abusando de su cargo, solicitare, exigiere o hiciere pagar o entregar indebidamente, por sí o por interpuesta persona, una contribución, un derecho o una dádiva o cobrase mayores derechos que los que corresponden". En tanto que en el artículo 268 prescribe que "será reprimido con prisión de dos a seis años e inhabilitación absoluta perpetua, el funcionario público que convirtiere en provecho propio o de tercero las exacciones expresadas en los artículos anteriores".
En su defensa, el acusado, que se trasladaba en una moto, sostuvo que "no labró la infracción correspondiente ni fue enviada la misma al domicilio del conductor, que se limitó a anotarla en un papel que quedó junto con el talonario. Precisa que no la labró porque el trabajo suyo es, cuando hay obstrucción en el corredor vial, anotar la chapa patente y tratar de anotar los datos personales del chofer del vehículo, y luego, porque hay mucho tránsito, pasan la infracción al talonario. Eso es lo que ya no pudo hacer porque la policía le secuestró el talonario. Y la orden de sus superiores, es simplemente solicitarle al infractor la documentación, tomarle los datos y retirarse, no silbatearlos ni nada, es hacerles saber nada más al infractor cuando está en una infracción. Manifiesta que en la oportunidad narrada no recibió dinero por parte de los ocupantes del vehículo".
El denunciante, que sería familiar de un funcionario policial, adujo que estacionó mal por unos minutos porque sus acompañantes descendieron en la estación, quedándose él arriba del rodado, a comprar un diario para obtener los cupones de descuento de un local de comidas del centro. También reclamó que el funcionario no hizo sonar el silbato, en advertencia, ante la infracción; y que sus amigos regresaron enseguida, encontrándose ya en el auto cuando se presentó el inspector.