Los viajes directos en barco entre Estados Unidos y Cuba son posibles gracias al histórico acercamiento que ambos países iniciaron en diciembre de 2014.
Carnival anunció en marzo que sus cruceros atracarían por primera vez en el país antillano, aunque excluyó inicialmente a viajeros cubanos, ya que las leyes de ese país impedían hasta hace unos días a los cubanos viajar en barcos sin un permiso especial.
La comunidad del exilio cubano, establecida sobre todo en Florida, amenazó con llevar a Carnival a los tribunales por discriminación. La empresa dio entonces marcha atrás y anunció que permitiría a los cubanos hacer reservas en los cruceros hacia la isla. Aunque tengan también la nacionalidad estadounidense, los exiliados que hayan nacido aún en la isla deben entrar al país siempre con un pasaporte cubano.
El Gobierno de Raúl Castro allanó hace unos días el camino para el primer viaje comercial directo por mar entre ambos países al reformar sus leyes para permitir que sus ciudadanos puedan embarcarse libremente en barcos mercantes y cruceros.