Ante los testimonios que apuntan a que la niña había sido víctima de malos tratos previamente y que el padrastro los consentía, Mariela aseguró en una entrevista con la agencia EFE que su hija vivía "feliz con su familia".
No obstante, la mujer aclaró que su hija sólo sufría a causa del bullying al que era sometida en su colegio por parte de un grupo de compañeros que la llamaban "negra", "piojosa" o "mora", o le impedían entrar en el baño. De acuerdo con la primera versión del tío postizo de la niña (el hermano de la pareja de la madre), quien se encuentra detenido desde el sábado en la prisión de Zuera (Zaragoza), Naiara se había caído de unas escaleras y por eso llamó a un servicio de emergencias.
Sin embargo, en el momento de ser atendida por los equipos sanitarios, presentaba contusiones por todo el cuerpo, señales de haber estado maniatada y fuertes golpes en la cabeza.
El informe forense entregado al juez determinó que la niña fue sometida a torturas diversas a lo largo de doce horas antes de que su agresor solicitara ayuda.
Confesión
Los hechos ocurrieron en la casa de la abuela de la niña, situada en el municipio de Sabiñánigo, a 70 kilómetros de Zaragoza, donde vivían el presunto asesino, Naiara y otros dos adolescentes de 12 y 14 años, quienes declararon que el tío le tenía "manía" a la víctima y que la maltrataba.
Ante estos testimonios, el presunto asesino, Ivan Pardo Peña, de 33 años, confesó ser el responsable de las atrocidades sufridas por Naiara tanto en esta ocasión como en otras anteriores, según fuentes judiciales citadas por la prensa española.
Sin embargo, la madre de Naiara negó que la niña tuviese signos en su cuerpo que revelasen un maltrato continuo por parte de cualquier miembro de la familia, así como de la existencia de partes médicos que reflejasen tal situación.
"Si fuera cierto que tenía marcas en su cuerpo por haber sido atada y maltratada, como se dijo tras la detención de su tío, cómo es posible que no hubiera intervenido nadie antes para evitarlo", subrayó.
Télam.