La presunción es que el repudio generalizado de los usuarios tuvo efecto sobre la marca y eliminó la promoción.
Muchos usuarios fueron muy duros en sus comentarios y más allá de los insultos directos, varios señalaban que las imágenes contradecían el espíritu de la ley de talles que rige en el país y que muchas organizaciones denuncian que no se cumple.
También varios usuarios rescataron a las modelos de las críticas y señalaban que aunque ellas fueron muy delgadas no eran responsables de que la marca las usara como ejemplo de cómo lucir sus prendas.
No faltaron los que señalaron que este tipo de imágenes publicitarias promovían la violencia de género y el bullying contra mujeres y especialmente niñas y adolescentes.
Otros, apuntando más a lo comercial, citaban como ejemplo la campaña de Ona Saez como lo que no debe hacerse en marketing y señalando que no siempre "toda publicidad es buena publicidad".