En el mismo se da cuenta de que durante su aproximación a la playa, uno de los vehículos anfibios sufrió desperfectos en su sistema de propulsión y gobierno, que hacían que el mismo se torciera permanentemente, haciendo imposible mantener la proa. Fue así que el conductor analizó: "si no se puede mantener la proa, intentemos de popa, operación que culminó de manera exitosa". Fue así como se hace notar que "la operación Rosario fue la única operación anfibia en la que un vehículo desembarcó marcha atrás".
Asimismo, el autor del escrito considera que los inconvenientes para lograr un desembarco correcto hicieron que "el enemigo" se tranquilizara "pensando que se trataba de una demostración anfibia exagerada" o "pensó que el VAO regresaba a buscar un elemento vital para la operación".