Sociedad El rescate de los niños

Horror y muerte: policía cuenta cómo fueron los primeros minutos tras la masacre

La efectivo Alejandra Rey, con más de diez años en la fuerza, fue la primera en ingresar a la casa junto con su compañero, Eduardo Sambrano. Describió el trabajo que hicieron para salvar a las dos criaturas. Lo que piensa del homicida.
Alejandra Rey es oficial ayudante en la Unidad Especial de Patrullaje de Godoy Cruz y lleva diez años en la policía. Tiene 37 años y un hijo de 16. Cada vez que habla del triple asesinato de las mujeres en el tradicional barrio Trapiche de Godoy Cruz (Mendoza) se emociona hasta las lágrimas. Transmite angustia en sus palabras.

Su compañero, Eduardo Sambrano, es cabo primero y tiene más de 20 años de servicio en la fuerza. Rompió de dos patadas la puerta de ingreso de la propiedad al ver que un niño le hacía señas y hablaba desde una de las ventanas, que estaba entreabierta.

Estos dos efectivos fueron los primeros que llegaron hasta la casa de calle Entre Ríos al 1800, donde fueron asesinadas Claudia Lorena Arias, su tía Marta Susana Ortiz y la abuela Silda Ceferina Díaz el domingo durante la madrugada.

Su trabajo se destacó porque fueron los que rescataron a los dos niños atacados con arma blanca ?una beba de diez meses y su hermano de 11 años? y decidieron trasladarlos de urgencia al Hospital del Carmen. Si no fuera por la rápida reacción de los uniformados, el desenlace de la historia hubiese sido otro.

La oficial ayudante Rey habló con El Sol. Y la primera frase que expresó sirvió para describir la escena que se encontró cuando entró a la vivienda: "Tengo una angustia enorme. Soy madre y mujer. Nunca en los años que llevo de carrera viví algo así. Espero no volverlo pasar en mi vida".

La uniformada de la UEP aseguró que se encontraba a tres o cuatro cuadras del barrio Trapiche cuando ingresó la novedad de los ataques.
Trabajaba con la carga de los móviles junto con su compañero y reinaba la tranquilidad, como una típica jornada de domingo.
Por la frecuencia policial, la novedad no era muy concreta ni clara. Se sabía que un niño había hablado con su abuela sobre unas muertes y que necesitaba que una patrulla se desplace hasta la escena. En un primer momento, otro auto policial iba a dirigirse hasta el lugar.

Como Rey y Sambrano, quienes se movilizaban en la patrulla 2923, estaban a pocas cuadras, decidieron hacerse cargo del caso. Cuando llegaron, detectaron que un niño hacía señas en la puerta del hogar de calle Entre Ríos.

Lo hacía a través de una persiana de madera. La reja principal de la casa se encontraba entreabierta, no así la puerta de ingreso. La voz débil del pequeño provocó sorpresa a los policías: "Lo primero que dijo el niño fue: 'Ahí está mi mamá muerta. Fue mi tío'. En ese momento nos entró la desesperación", relató Rey.
Acto seguido, los policías decidieron mirar a través de la ventana el interior de la casa. Fue así que observaron a dos personas tiradas sobre el pasillo de la morada. La efectivo contó que decidieron actuar de inmediato.

Sambrano le dio dos patadas a la puerta y pudieron rescatar a la criatura. Se trataba del niño de 9 años que había logrado escapar del homicida, el taekwondista Daniel Zalazar (29), refugiarse en el auto Chevrolet de su tía abuela y dar aviso con un teléfono a su abuela.

"Era un mar de sangre. Vimos los dos cuerpos en el pasillo y supimos que no había nada que hacer (los de Claudia Arias y su tía Susana) y el niño de 9 años nos dijo que otro niño estaba llorando el pieza y que también estaba su abuela. Nos relataba todo como si fuera una película", describió Rey.

Cuando ingresaron a la pieza, se toparon con otro cuerpo, el de una mujer mayor. Se encontraba entre una mesita de luz y una cama de dos plazas. Era Silda Cerina. "Estaba boca abajo, llena de sangre", especificó la oficial.

Arriba de la cama los uniformados comprobaron que había otro niño con evidentes heridas. "Hablaba, pero le costaba. Lo hacía entre llantos y ronquidos. Era muy shockeante. La sangre estaba como seca; llevaban más de una hora así", contó Rey.
Segundos después, mientras trataban de rescatar a los dos varones, Sambrano le advirtió a su compañera: "Cuidado que hay un bebé".

Efectivamente, también arriba de la cama había una criatura de pocos meses de vida, entre unas mantas. "Cuando la descubrí me clavó la mirada, con los ojos bien grandes, y en ese momento nos atacó la desesperación. La niña estaba herida, llena de sangre y sólo movía los labios. Alcancé a ver que tenía dos heridas en la zona del tórax. Le pegué un grito a mis compañeros y me trajeron un mantel".

Esta situación motivó a los dos policías a subir a la niña a la movilidad para llevarla al Hospital del Carmen. Salieron a toda velocidad y uno de ellos dio aviso al CEO. Cuando llegaron al nosocomio de calle Joaquín V. González, más de diez médicos los estaban esperando. Colegas de los dos uniformados tomaron al chico de 11 años y lo llevaron hasta el Notti.

También por la frecuencia dieron aviso y se montó un operativo de corte de calles y guía con otra movilidad para que llegaran más rápido al hospital pediátrico de Guaymallén. Antes de llegar, contaron que al pequeño se desvaneció dos veces. Si bien podía decir algunas palabras, se encontraba en shock porque había perdido mucha sangre.
Ambos hermanitos salvaron su vida pero su estado es crítico. "Espero que puedan salir. Es lo único que me preocupa. Tienen ganas de vivir. Yo no quiero que muera (por Zalazar). Quiero que viva. Tiene que vivir. Le deseo una vida eterna, hasta el fin de los tiempos. Esto que ha hecho lo tiene que pagar en vida", finalizó la oficial.

El Sol.
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