Antes de que muera Diez y luego del fallo de la Corte Suprema, la familia escribió un mensaje en su cuenta de Facebook y señaló: "Muy pronto el alma de Marcelo será libre. Gracias a todas las personas e instituciones que han ayudado para que se cumpla su deseo de no permanecer vivo en esas condiciones. Nunca más una persona será obligada a vivir sin dignidad y en contra de su voluntad".
El 23 de octubre de 1994, Diez sufrió un traumatismo encéfalo-craneano severo, politraumatismos graves y epilepsia post-traumática, luego de chocar mientras conducía su moto contra un vehículo en la Ruta 22.
En 1995, luego de diversas intervenciones quirúrgicas y tratamientos médicos, se le diagnosticó estado vegetativo persistente, a causa de las graves heridas y un virus intrahospitalario lo dejó postrado y prácticamente sin actividad cerebral.
Durante los primeros años estuvo internado en una chacra que su familia acondicionó como si fuera una clínica hasta que finalmente lo derivaron a Luncec.
Durante estos años, sus padres murieron y sus hermanas se resignaron, luego de innumerables consultas médicas en las que les comentaron que Marcelo no tendría ninguna posibilidad de recuperación.
Posteriormente y ante estas respuestas, pidieron que lo dejen morir aplicando la denominada "muerte digna".