"En una obra social sindical el gasto en medicamentos representa el 18% y en una prepaga el 21%: El PAMI debería estar en 25% pero está en 32%", confió a Clarín una fuente oficial.
"Nos rescinden un contrato que firmaron hace 90 días. Fue el mismo gobierno, no fueron marcianos", dicen en la industria y plantean que en la reunión que tuvieron Sergio Cassinotti, titular del PAMI les adelantó que habría cambios pero no que anularía el convenio.
"Es la cuarta renegociación en un año y medio de gobierno", disparan y escarban un poco más: "quieren disfrazar que buscan hacer un ajuste". En marzo, la obra social gastó casi 3.000 millones en remedios. En la primera parte del año, ese renglón del presupuesto aumentó a razón de 200 millones por mes.
Según los datos que mostró Cassinotti, en 2016 el gasto se mantuvo estable en los 2.300 millones por mes. "¿Cómo aumentó en tres meses a 3.000 millones si la cantidad de medicamentos se mantuvo?", tiran la piedra cerca de nuevo director.
Cassinotti avisó: el PAMI tiene un déficit de 900 millones mensuales y tiene el objetivo de reducirlo.
El funcionario pide que dejen de entregarse "primeras marcas" y se reemplacen por otras marcas (no genéricos) que son más baratas, establecer auditorías compartidas y poner un techo del gasto en el renglón medicamentos que no debería superar los 2.400 millones por mes.