Política Delitos de lesa humanidad

Comenzó el juicio contra ex policía y ex chofer del STJ por secuestro y torturas

Se inició comienza el juicio contra el ex policía provincial Atilio Céparo, ex chofer del STJ. Sería el primero en recibir una condena por delitos de lesa humanidad. Lo comprometieron un testigo y la prueba de una denuncia de 1984.
Se inició este lunes el juicio al represor Atilio Ricardo Céparo, integrante de la Policía de Entre Ríos durante la dictadura, acusado secuestrar y torturar a una mujer.
En el inicio del juicio por delitos de lesa humanidad contra Atilio Ricardo Céparo, el exmiembro de la Policía de Entre Ríos, de 67 años, fue comprometido por el testimonio de un hombre que dijo haber sido testigo presencial de la detención ilegal en la cual participó el acusado, el 23 de septiembre de 1976, dentro del sanatorio La Entrerriana de Paraná.
Además, la Fiscalía aportó una documentación de alto valor para la causa: una denuncia realizada por la víctima semanas después de recuperada la democracia, en 1984, donde ya mencionó a Céparo como integrante de una patota de la Policía que actuaba en la capital entrerriana durante la dictadura.
Céparo, quien se abstuvo de declarar en esta primera jornada de debate, está acusado de secuestrar (privación ilegítima de la libertad) y torturar a una mujer el 23 de setiembre de 1976, en calidad de coautor.
En esos años era oficial ayudante de la Policía provincial, donde se desempeñaba en la Dirección de Investigaciones. Una de sus seis hijas mujeres es esposa del actual vocal del Superior Tribunal de Justicia, Emilio Castrillón.

El juicio se desarrolla en el Tribunal Oral Federal de Paraná, presidido por Lilia Carnero e integrado por Noemí Berros y Roberto López Arango. El fiscal es José Ignacio Candioti, el defensor es José Ostolaza y los abogados querellantes, en representación de la agrupación H.I.J.O.S. son Marcelo Boeykens y Sofía Uranga.
Los testigos
En primer término declaró Lionel López, quien relató que, en septiembre de 1976, se encontraba en la clínica La Entrerriana acompañando a su mujer que estaba internada con una grave enfermedad, cuando llegó Céparo, a quien conocía de vista de la ciudad de La Paz, y se llevó detenida a la víctima, una enfermera que se desempañaba en la terapia intensiva, publicó Uno.
López aseguró que estaba a escasos metros de esa escena y que el policía, vestido de civil, golpeó la puerta, intercambió unas pocas palabras con la enfermera y le ordenó: "Acompáñeme". En ningún momento mostró una orden de detención. Asimismo, el testigo reconoció sin dudar al acusado en la sala de audiencias.

Según el testimonio de López, quien estuvo varios meses en la clínica acompañando a su esposa, luego de siete u ocho días la enfermera retornó a su trabajo. Al reencontrarse, ella llorando lo abrazó y le dijo que "la había pasado muy mal, que la habían torturado y golpeado y que lo que había vivido no se lo deseaba ni a su peor enemigo". La mujer estaba "muy demacrada y más delgada de lo habitual".
Amenazas
Asimismo el testigo ratificó lo ya declarado sobre las amenazas que dijo haber recibido de parte de la familia del enjuiciado. Señaló que recibió llamadas con la característica de La Paz (03437), de números desconocidos, que él atribuyó a intimidaciones de la familia de Céparo.
Otros testimonios
En la audiencia de este lunes también declaró Cecilia Arcaute, quien tuvo contacto con la víctima por ser esposa del abogado Juan María Garayalde, defensor de perseguidos políticos, publicó . Ya en aquella época supo primero de la detención y luego de las torturas con picana que había sufrido la enfermera en dependencias de la Policía provincial.

El tercer testimonio fue el del médico Ramón Evaristo Ghiacchi, quien trabajó con la mujer en un centro de estudios renales de Paraná y ya en 1986 conoció por boca de ella de sus padecimientos, inclusive del uso de la picana en la zona genital.
Prueba presentada por el fiscal
Al inicio del debate el fiscal Candioti aportó una prueba de gran valor a la causa: una denuncia realizada por la víctima en enero de 1984 ante el secretariado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). El papel había sido guardado por el fiscal Juan Varisco Bonaparte (fallecido en 1995) junto con muchas otras denuncias realizadas al recuperarse la democracia y reunidas por la Comisión Bicameral que funcionó en ese tiempo.
Días pasados lo encontró el personal de la Unidad de Derechos Humanos de Paraná del Ministerio Público Fiscal.

La denuncia ante la APDH fue radicada el 18 de enero de 1984, luego de que se publicara un aviso en El Diario convocando a presos políticos. El relato que ahí se expresa es igual al que hizo en 2012, cuando se inició la causa que ahora está en juicio oral y público. Por ejemplo, allí se expresa que quien la detuvo fue un oficial de la Policía de Entre Ríos, vestido de civil, de apellido Céparo, quien la condujo a la Jefatura Departamental que funcionaba en calle Córdoba. Luego fue llevada a la Comisaría de San Agustín y de allí fue sacada "a la madrugada y con los ojos vendados, pero antes de que le pusieran la venda pudo ver a Céparo nuevamente".
Lo que sigue
"Muchos factores han incidido para que recién, 40 años después, tengamos un juicio contra un ex policía de Entre Ríos. Ha sido muy costoso reconstruir el accionar de la Policía porque conformaban grupos de tareas y lo hacían encapuchados. Eran la mano y los que hacían la tarea sucia de la Dictadura", remarcó Clarisa Sobko en diálogo con Elonce TV.

"Rescatamos que al menos, uno de ellos (de los policías) vayan a juicio y vamos a seguir las investigaciones con respecto al accionar de la Policía de Entre Ríos", destacó la representante de HIJOS y agregó que "Céparo es uno de los que prestaron su cuerpo y su servicio para formar parte de un terrorismo de Estado", remarcó.

Desde HIJOS "estamos contentos de que continúen los juicios y estamos con esperanza de que lleguemos a una buena resolución con esta causa", sostuvo Sobko en declaraciones a Elonce TV.
Este martes el juicio seguirá con la declaración de la víctima, de quien por el momento se resguarda la identidad.
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