Política Enfrentamientos entre familias y bandas antagónicas

Conflictividad social en barrios: Mediador apunta a “generar un sistema de alertas tempranas”

Alejandro Nató es mediador especialista en conflictos públicos; destacó la necesidad de que el Estado intervenga coordinadamente y de forma preventiva antes que se den resoluciones violentas.
El creciente nivel de conflictividad social en algunos barrios de nuestra ciudad se pueden traducir en datos muy preocupantes: una muerte violenta por semana desde principio de año hasta ahora, en todos los casos víctima y victimario se conocían, la mayoría de los crímenes fueron cometidos con armas de fuego, y el promedio de edad de los involucrados apenas supera los 20 años.

Pero además de las muertes hay otras consecuencias derivadas de los profundos enfrentamientos entre familias o grupos de una misma zona. Balaceras en plena calle y a cualquier hora, niños y jóvenes que están expuestos a la violencia y al delito, inseguridad constante para los vecinos.

Alejandro Nató es abogado y mediador, especialista en conflictos públicos. Estuvo en Paraná invitado por la Procuraduría General para dictar un taller de capacitación sobre mediación en conflictos sociales del que participaron fiscales y funcionarios del Poder Judicial.

“Lo que no puede pasar es que todos esos tipos de hechos pasen a ser tomados como algo natural”, advirtió Nató en diálogo con El Diario.

Alertas

Con respecto a la conflictividad social, el especialista remarcó que para llevar adelante una gestión constructiva es imprescindible generar lo que denominó “un sistema de alertas tempranas”. Es decir, generar a través de las instituciones del Estado los mecanismos necesarios para que se adviertan, a tiempo, las posibles derivaciones de los conflictos.

“Habitualmente, cuando se convoca a mediadores, en la cuestión social, para intervenir en conflictos desde la lógica del poder público se hace en la etapa de exposición total del conflicto, cuando está en su fase de mayor escalada. Aquí es donde se requiere desde lo institucional reflexionar alrededor de estos mecanismos, cuán útiles pueden llegar a ser en conflictos cuando aparecen con su emergencia, no cuando llegó a ese extremo”, consideró.

No llegar demasiado tarde, ni cuando la situación se desbordó, sería la consigna.

Es que, según remarcó el mediador, al intervenir en una situación en la que ya se ha derivado a situaciones de violencia, “la gente no sólo no acepta dialogar sino que ya fueron a las vías de hecho. Una cosa es convocar a los bomberos para apagar un incendio y otra cosas es, sabiendo que va a haber un incendio, trabajar para prevenir”, ejemplificó.

En ese sentido, la gestión constructiva de la mediación consiste en generar espacios de diálogos que sirven para canalizar los conflictos hacia lugares no violentos.

“No se puede evitar que haya conflictos, pues los conflictos están y son parte de nuestra sociedad. Hoy se caracterizan por un grado inusitado de violencia. Esto es a los efectos de poder canalizar el conflicto para que a partir de cánones de mayor grado de convivencia puedan llegar a encausarse y no llegar a mayores”, agregó.

Robustez institucional

Pero esos procesos de mediación y acercamiento se pueden dar en un contexto de robustez institucional.

“Eso significa que las instituciones del Estado tienen que dar respuestas frente a determinados tipos de previsión respecto a lo que está pasando en la sociedad”, recomendó y añadió que es recomendable que las instituciones del Estado “trabajen juntos y que tengan una buena coordinación de acciones”.

Eso involucra a la escuela, las comisarías, los centros de atención primaria, las fiscalías, la Defensoría del Pueblo y todos los lugares a los que los vecinos concurren cotidianamente.

“Todo ese andamiaje social que está puesto en la comunidad tiene que tener mayor coordinación de acciones, tiene que tener mecanismos de detección de situaciones de violencia como para poder atender esa etapa”, definió. En ese entramado, los mediadores “son un puente de integración y sirven para poder generar espacios donde esos conflictos no sigan escalando”.

También hizo notar que “hay veces que determinados tipos de situaciones llegan a la Justicia, y la Justicia entiende que al no haber un delito manifiesto puede llegar a desestimar el tema o no darle curso. Pero lo cierto es que ya se agrietaron los vínculos sociales y a veces eso que no es judiciable es un tema que requiere atención desde otro tipo de dinámica. Desde una directora de escuela hasta un docente, en la misma sala de atención de salud o la Defensoría del Pueblo, sirven para que un mayor grado de inter-institucionalidad puedan llegar a dar respuesta”.

Así, destacó la función que debe cumplir el municipio a través de su red de organismos comunitarios: “Sirven como sistemas de detección, de alertas tempranas para dar una respuesta efectiva a tiempo para que esos conflictos que hoy son latentes no lleguen a ser conflictos que con un escalamiento puedan llegar a cánones de una violencia inusitada”.

Causas

En cuanto a las causas y factores que fomentan e incrementan la conflictividad, Nató mencionó a la desigualdad social, que muchas veces se ve atravesada por problemas de drogodependencia y actitudes violentas que se constituyen en los sistemas de convivencia. “Hacen que muchas veces el vínculo social se encuentre en una situación de peligro”, aseveró.

En esas instancias se deteriora el vínculo con el otro y la relación con la autoridad: “El otro que puede llegar a ser no un legítimo otro sino un potencial dañino para mi sistema de creencias o para lo que es lo realidad. Eso hace que tengamos una sociedad en guardia, otra que puja por sus derechos, otra que busca potenciar el conflicto para hacer valer su derecho a estar en la sociedad, otros incluso que buscan proveerse de otros dentro de lo que es el mecanismo social de sobrevivencia. Eso cada vez escala más y si no se trabaja en conjunto en lo que es la dinámica estatal puede llegar a generarse un lugar desde donde no se vuelva a una lógica de mayor grado de convivencia”.

En muchos casos se opta por el mal menor que sería una coexistencia distante y aparecen zonificaciones o regiones dentro de la misma comunidad.

“Son ciudades dentro de las ciudades, lógicas de separación por un muro, no te quiero ver no vengas a acá. Son dinámicas xenofóbicas. Tenemos una sociedad que está con cierto grado de temores, resquemores, broncas, sinsabores, y cualquier chispa genera un grado de violencia que antes no se veía en el escenario social urbano. Hoy las violencias son varias, están encadenadas, hay violencia cultural, violencia estructural, violencia exponencial, violencia institucional. La práctica social requiere mayor grado de sensibilidad, atención, coordinación de acciones, interinstitucionalidad por parte de las dinámicas estatales para poder atender a partir de la detección, determinados tipos de conflictos que a veces llegan lugares que no son provechosos para la convivencia”.
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