El Arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, junto al párroco del lugar, invitaron a que se ofrezcan actos en desagravio y reparación por este hecho que no sólo llena de dolor, sino que también afecta a los sentimientos más nobles de los fieles.
Más allá del robo y de los daños materiales, la comunidad católica afirma sentirse "profundamente dolida y consternada" por este acto de profanación de la Eucaristía, "que constituye el tesoro más grande de la Iglesia en el que se venera la presencia real del cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo".