Policiales Narcomenudeo

Los condenaron por venta de droga y les sugieren tratamiento contra adicciones

Cuatro personas fueron condenadas por venta de cocaína y marihuana al menudeo en los barrios La Floresta y San Agustín de Paraná. El tribunal oral también instó al equipo médico de la cárcel que indique un tratamiento contra las drogas.
El Tribunal Oral Federal de Paraná condenó a cuatro personas que integraban una precaria organización dedicada a la venta de cocaína y marihuana al menudeo en barios ubicados en la zona sudoeste de la ciudad.

José Silvestre Paiz y Nazareth Ezequiel Díaz fueron condenados como los cabecillas de la pequeña estructura dedicada a la venta de drogas al menudeo en los barrios La Floresta y San Agustín. Ambos lo confesaron en un juicio abreviado en el que fueron condenados y, además, el tribunal planteó que el equipo técnico de la unidad penal indique para ellos un tratamiento contra las adicciones.

Paiz, empleado de la Municipalidad de Paraná, recibió una pena de cinco años de prisión y el pago de una multa de 5.000 pesos, mientras que Díaz fue condenado a cuatro años de cárcel y deberá pagar una multa de 3.000 pesos.
También fueron condenadas otras dos personas que colaboraban con ellos en el negocio: Martín Daniel Paiz, hermano de José; y Maximiliano Alejandro Daniel Martínez recibieron una pena de tres años de prisión condicional y se les impuso el pago de una multa de 1.000 pesos a cada uno.

La investigación que permitió desarticular la organización surgió a partir de un expediente iniciado en junio de 2015 por la Dirección de Toxicología de la Policía de Entre Ríos, a partir de las sospechas de que José Silvestre Paiz, apodado Josecito, se dedicaba a la venta de drogas en su domicilio del barrio La Floresta.
En esa tarea, Díaz era una especie de lugarteniente.

En fotografías y filmaciones que se tomaron durante un mes y medio se advierte la llegada de personas de distintas edades, condiciones sociales y en variados medios de movilidad hasta la casa y realizar los típicos pasamanos que caracterizan el intercambio de drogas por dinero.
Además se pudo precisar que José Silvestre Paiz, proveía de droga a su hermano Martín, que tenía otro punto de venta cercano a su domicilio. Martínez, por su parte, guardaba la droga para ellos y, de ese modo, se pagaba su propio consumo de cocaína.

Durante la investigación se pudo determinar que José Paiz y Díaz "disponían del estupefaciente y organizaban las transacciones que fueron percibidos por los agentes de la prevención" durante las tareas de inteligencia que se realizaron entre junio y julio de 2015, según lo expuso la jueza Lilia Carnero, que tuvo a su cargo el juicio.

A su vez, ambos "actuaban con dos lugartenientes, los coimputados Martínez y (Martín) Paiz, quienes no solo compartían su afición por los estupefacientes, sino que actuaban favoreciendo la venta al menudeo, como figuras subalternas, fungibles, pues sólo colaboraban con el plan de los autores secundariamente".

En los procedimientos realizados el 28 de agosto de ese año, los policías secuestraron 1,013 kilos de cocaína en distintas composiciones ?acondicionada para la venta y en forma granulada?, cigarrillos armados y marihuana en forma compacta; balanzas, distintos envoltorios, teléfonos celulares y 30.859,10 pesos en billetes de distinta denominación.

Un hecho que llamó la atención durante uno de los allanamientos es que cuando la Policía llegó a la casa de Martín Paiz, alguien arrojó una bolsa de nailon transparente que contenía veinte envoltorios con cocaína hacia los techos de la vivienda de Martínez, lindera a la suya.

La jueza Carnero sostuvo que "la cantidad de estupefaciente encontrada, si bien no es altamente significativa, y podría abastecer, en parte, el consumo de los incursos, no pugna con el tráfico de estupefacientes ni lo desplaza, pues son actividades convergentes" y consideró que "aquellos que tienen relación con las drogas, como consumidores, aprovechan la situación para volcarse al negocio espurio".

Relaciones peligrosas
De la investigación que terminó con la condena de José Silvestre Paiz y Nazareth Ezequiel Díaz se deja entrever que en ese momento la organización que regenteaban se abastecía de un tal Germán Ernesto Herlein, alias Morrón.
Herlein y Díaz tenían un fluido contacto telefónico, según los datos que surgen de las pericias telefónicas realizadas sobre los aparatos secuestrados.

Pues bien, Herlein cayó el 30 de abril de 2016, cuando la Justicia Federal desbarató una violenta organización dedicada a la venta de cocaína al menudeo en los barrios Consejo y Lomas del Mirador II de Paraná.

Doce personas fueron detenidas y también quedó involucrada una persona que estaba detenida: Nazareth Ezequiel Díaz. En un momento de la investigación se determinó que los roles habían mutado y que Díaz se había convertido en proveedor de la droga que vendía la organización que regenteaba Herlein, y que el punto de contacto entre ambos era Pamela Díaz, la hermana del detenido. (Fuente: El Diario)
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