En el escrito, el trabajador relató que, dentro de 20 años, (cuando saliera de la cárcel) intentaría recuperarlas y luego compraría su propiedad.
La carta, escrita en un cuaderno, fue encontrada sobre una mesa durante un allanamiento llevado a cabo en la propiedad de Suárez ubicada en barrio San Fernando. Al finalizar, la carta estaba firmada con su nombre junto a la palabra "Perdón". Según pudo conocer Cadena 3, una vez que Suárez llamó a la Policía y admitió que había matado a sus compañeros porque "se había cansado de las gastadas por su sexualidad", se fue al baño, se cortó el pelo y se afeitó.
Los fallecidos fueron identificados como Ramón Rojas y su hijo Damián, de 55 y 30 años respectivamente, quienes fueron ultimados a balazos.
La tercera víctima resultó ser Hugo Herrera, de 60 años, encargado de la empresa, quien fue apuñalado en el cuello con una tijera y de no haber sido porque se hizo pasar por muerto, habría corrido la misma suerte que los Rojas.