Policiales Masacre en Córdoba

Cansado de burlas, mató a dos compañeros de trabajo: Penosos detalles del caso

El agresor dijo a la Policía que se burlaban de él por padecimientos que sufría por su próstata. Argumentó que debido a sus dificultades para orinar y problemas de erección, recibía constantes burlas de los compañeros a que mató.
Cansado de burlas, mató a dos compañeros de trabajo
Foto: Cansado de burlas, mató a dos compañeros de trabajo
Crédito: La Voz de Córdoba
Un hombre alertó a la Policía de que acababa de matar a sus compañeros de trabajo en la fábrica de hielo Polarcito, en calle Argandoña al 2800, del barrio San Vicente de la ciudad de Córdoba. El rápido aviso a una patrulla terminó con la penosa confirmación. En la vereda, el hombre recibió a los uniformados y les indicó dónde estaban los cuerpos de sus tres compañeros de tareas. Dos de ellos, padre e hijo, presentaban heridas de bala en la cabeza. El tercero yacía con un arma blanca clavada en el cuello.

Los uniformados comprobaron que este último trabajador, de 60 años, estaba vivo. Pronto llegó una ambulancia que lo llevó al Hospital de Urgencias.

El autor del llamado reconoció que él había cometido esos crímenes y se entregó de manera pacífica. Entregó el revólver calibre 32 que había llevado ese día al trabajo, donde compartía tarea con los mismos hombres que ultimó en su ataque de furia.

Los policías no alcanzaban a comprender el porqué de semejante determinación y la primera respuesta que encontraron era que quien los había llamado padece cáncer de próstata y, por sus dificultades para orinar y problemas de erección, recibía constantes burlas de esos compañeros que decidió matar.

La misma versión que reproducían los policías era que los tres compañeros se burlaban de su supuesta impotencia y de hasta su identidad sexual.

Ese relato señala que el autor de la masacre, José Gustavo Suárez (42), sufría un tumor prostático y había sido intervenido quirúrgicamente, lo que le había traído secuelas que le impedían llevar una vida normal. Siempre según esa versión, esa circunstancia habría llegado a oídos de los compañeros de la fábrica de hielo.

En la firma había cuatro trabajadores. El operario Suárez compartía sus jornadas con sus pares Ramón Rojas (que había cumplido 59 años el 27 de julio), su hijo Damián Rojas (28) y el administrativo Hugo Herrera (60), encargado del local comercial.

Esa estrecha dotación cubría las tareas de Polarcito que, en realidad, era una filial de otra firma más grande de Córdoba.
Los detalles de la masacre

Cualquiera haya sido la motivación, lo concreto es que ayer a las 10.25 se produjo el último contacto entre los cuatro hombres. No está claro si fue un ataque de ira o si hubo sangre fría y premeditación.

Que Suárez haya llevado un arma al trabajo habla de una prefiguración y no de un arranque impulsivo. Son algunas de las conjeturas que ayer circulaban en ámbitos de la investigación liderada por el fiscal Alfredo Villegas.

Otro de los interrogantes es saber cómo fue la secuencia del ataque, más allá de las motivaciones, si hubo un detonante o un plan determinado.

La primera presunción es que Suárez atacó al administrativo Herrera clavándole una tijera (u otro objeto afilado) en el cuello.

Esa versión sostiene que el herido, al comprobar las intenciones homicidas del atacante, decidió "hacerse el muerto". La misma especie indica que mientras preparaba su arma, Suárez pasó junto al apuñalado y lo pateó para comprobar si estaba muerto.

Luego, según las sospechas, se dirigió a los Rojas. Al hijo, Damián, lo atacó por la espalda: le disparó dos veces en la nuca y una en la espalda. Al padre, acaso por un gesto defensivo, le disparó en un brazo y luego en la cabeza.

La otra posibilidad barajada ayer es que la agresión haya sido directa hacia los Rojas, por su supuesta actitud de mobbin , que Herrera quiso defenderlos y recibió una puñalada en el cuello, por entrometerse.
Lágrimas

La cuadra de Argandoña al 2800 fue vallada por la Policía mientras peritos científicos relevaban la escena. El agresor fue sacado por los policías. Herrera, el sobreviviente, fue llevado al Urgencias, donde fue operado.

Minutos más tarde se escucharon gritos desesperados desde una de las esquinas cuando aparecieron dos mujeres. Eran una hermana y una sobrina de Rojas padre. Una hora más tarde, por la otra esquina, llegó otra mujer que quería pasar a la escena del doble crimen, pero los hombres de azul lo impidieron. Hubo llantos y abrazos de lamento.

Dentro del cerco, con los periodistas, estaba Antonio Carosotto (60), amigo de Ramón. "Es imposible que ellos se hayan burlado por algo así. Son excelentes personas", dijo el hombre.

Antonio es taxista, dijo ser conocedor de la familia que reside en La Calera y que a Ramón lo conocía desde hacia más de 40 años. "Son excelentes personas y nunca harían algo así", dijo para desmentir la posibilidad de que Damián y su padre hayan incurrido en mobbing .

En ocasiones, el propio Antonio iba a la fábrica y dijo haber compartido momentos de distensión, como jugar a las cartas o comer algo. Reconoció que se hacían bromas, inocentes, como rivalidades futbolísticas o chistes con las esposas. De Suárez, el atacante, apenas se acordaba.

Una grave imputación para el atacante
José Gustavo Suárez (42) permanece preso e imputado por homicidio agravado por el número de víctimas y por el uso de arma de fuego, por orden del fiscal Alfredo Villegas. Podrían agregarse lesiones graves calificadas. El detenido es soltero y en las próximas horas será llevado a la Cárcel de Bouwer.

Anoche, todas las esperanzas de los investigadores para conocer la verdad del ataque de furia estaban centradas en el único sobreviviente. Se presume que Hugo Herrera contará en las próximas horas qué originó la masacre de la fábrica de hielo. Permanece internado en el Hospital de Urgencias, publica La Voz de Córdoba.
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