Policiales Crimen en Gualeguaychú

Mató a una prostituta en 2010 porque no tenía para pagarle y ya quedó libre

La mujer de 38 años, apareció muerta en los primeros días de febrero del 2010 en un hospedaje de Gualeguaychú. El autor de 24 años de edad, recibió 10 años de prisión y en el 2016 salió con libertad condicional.
Raquel Terra, o Karina como prefería que le dijeran, apareció muerta en los primeros días de febrero del 2010 en el Hospedaje Mayo, en Bolívar 536, de la ciudad de Gualeguaychú. El calor del verano hizo efecto sobre el cuerpo abandonado durante cuatro días en la habitación y recién allí se descubrió su muerte. La habían ahorcado con un cinto. El autor recibió 10 años de prisión y en el 2016 salió con libertad condicional.

Karina provenía de una familia muy humilde, de muy bajos recursos, y encontró en la prostitución la forma de ganarse unos pesos para el mantenimiento de sus dos hijos. Tenía 38 años cuando fue asesinada y no hubo muchos que la lloraron. Solo su familia y algunos amigos. No tuvo marchas multitudinarias pidiendo justicia, ni tampoco estuvo su caso en los canales de televisión nacional. Es que a principios de esta década no existía el "Ni Una Menos" y mucho menos la figura del femicidio. Crímenes como el de Terra sucedían (y suceden) casi a diario y de alguna forma, la sociedad lo había naturalizado.

El jueves 28 de enero fue la última vez que se supo de ella. Siempre trabajaba en la zona de calles San Martín y Pellegrini, pero a medida que pasaron los días comenzaron a notar su ausencia. Es que Karina alternaba domicilio entre la casa de su madre y la de su pareja, y en aquellos días ambos pensaron que estaba en la casa del otro, publicó ElDía.

Pero un día llegó alguien a la vivienda de Juana Molina preguntando por su hija lo que alertó a la mujer. Ese chico era un sobrino de la pareja de Karina, que preguntó si ella se encontraba en ese domicilio. Ante la negativa el adolescente se fue y esto despertó sospechas. ¿Dónde estaba Karina? Comenzaron a buscarla. Su novio la esperó en su parada, pero ella nunca apareció. Al cuarto día llegó el desenlace.
Habían encontrado un cuerpo en el Hospedaje Mayo, en avanzado estado de descomposición, a tal punto que estaba prácticamente irreconocible. Solo su madre pudo identificarla y para ella no quedaron dudas. Una pulsera que siempre llevaba en su muñeca fue la clave para que supieran que se trataba de Raquel Terra.
El crimen de Karina
El 1 de febrero de 2010 Gualeguaychú amaneció con la noticia de la muerte de una mujer en extrañas circunstancias. Fue hallada en avanzado estado de descomposición, tendida sobre una cama de las tantas habitaciones del Hospedaje Mayo, y con signos de haber sido estrangulada.
Casi instantáneamente fueron detenidos dos jóvenes que cuidaban coches en la zona y que pernoctaban en este hospedaje de Bolívar y 3 de Febrero.

El ex Juez de Instrucción Nº 1, Eduardo García Jurado, fue quien actuó en el caso. Como por aquellos años todavía no había entrado en práctica el actual Código Procesal Penal, fue este magistrado el que tuvo la tarea de perseguir al responsable. Pero no tardó mucho tiempo en discernir cuál de los dos sospechosos tenía vinculación en el hecho, sobre todo después del pobre relato y las inconsistencias que mostró Pablo Andrés Fiorotto.

Este joven de 24 años no convenció a nadie y con los resultados que arrojó la autopsia, su situación se complicó. Raquel Terra murió estrangulada con un cinturón y se estableció que el móvil del crimen se debió a que Fiorotto la mató porque no tenía dinero para pagar por los servicios sexuales de la mujer.
Fiorotto fue procesado y recibió una prisión preventiva que se extendió hasta el inicio del juicio, mientras que el otro sospechoso fue liberado por falta de mérito. García Jurado cerró la instrucción en menos de 60 días y para principios de abril la causa había sido elevada a juicio.

Por aquellos años Gualeguaychú no era sede para el desarrollo de juicios de esta índole. Todos los debates por delitos que preveían penas mayores a los 10 años se realizaban en la Cámara del Crimen de Gualeguay, y hacia allí marchó Fiorotto para afrontar el juicio en su contra por homicidio doloso.
El imputado permaneció alojado un tiempo en la Unidad Penal de Gualeguaychú y luego fue trasladado a la cárcel de Gualeguay, para esperar allí el inicio del debate. El juicio se desarrolló en marzo de 2011 y el 21 se escuchó la sentencia del Tribunal presidido por Javier Cadenas, acompañado de Jorge Torres y Daniel Alle.

El fiscal Dardo Tortull había pedido 13 años de prisión para Pablo Fiorotto, mientras que la defensa, que estuvo a cargo de Víctor Rebossio, solicitó la absolución del imputado. Finalmente se resolvió condenarlo a 10 años de prisión.
Sólo seis años pasaron para que Fiorotto volviera a las calles. En 2016 el Juzgado de Ejecución de Penas de Gualeguaychú le concedió la libertad condicional porque había cumplido los 2/3 de su condena con buena conducta y por ello dejó su celda en la Unidad Penal 9 Colonia El Potrero, donde estuvo buena parte de su condena.
El dolor de la familia
Juan Angélica Morales y Valeria Alejandra Terra son madre e hija de Raquel Terra. En su casa del barrio Munilla recibieron a ElDía para hablar de aquellos días que tanta tristeza trajeron a sus vidas, porque además de la muerte de la mujer también debieron lamentar el fallecimiento de otro miembro de la familia una semana antes. Carlos Daniel Terra, hermano de Karina, fue atropellado en la avenida Parque a escasos metros de la Costanera Sur.

Juana Morales ya tenía conocimiento de la libertad del asesino de su hija, pero prefirió guardar ese secreto para evitar que el resto de su familia intentara tomar algún tipo de represalias. "Me enteré por una persona amiga mía que había salido en libertad, pero igualmente yo iba contando, sabía que en cualquier momento salía", manifestó Morales.

Roxana, la hermana menor de Karina, recuerda con precisión todo lo que pasó en febrero de 2010. "Nos enteramos porque vino la hermana de la pareja de Karina diciendo que había aparecido un cuerpo en la pensión Mayo y que supuestamente era mi hermana. Mi mamá estaba solita en la casa y cuando fui ella ya no estaba. Cuando volvió nos enteramos que la habían llevado a la morgue y nos fuimos para ahí directamente. Entró mi mamá y la reconoció por la pulserita de Boca", comentó.
"El cuerpo estaba en mal estado. Antes de entrar nos explicaron que el cuerpo estaba en muy avanzado estado de descomposición. Pero la reconocimos al toque", agregó Roxana, la más extrovertida de las tres mujeres.

También recordó otro punto que se trató en el juicio. Se comprobó que el joven padecía de ataques de epilepsia y se trató de alegar que había sido durante uno de estos estados en que mató a Terra. "Él decía que una perra lo había arañado", indicó.
También criticó que tras la muerte de su hermana, ningún miembro de la familia recibió ningún tipo de apoyo profesional, "pedíamos un psicólogo en la salita del barrio, pero nadie nos brindó nada".
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