La acusación también sostiene que la dejaba "encerrada en algunas ocasiones dentro de la habitación matrimonial para que lleve adelante dichas acciones, en el domicilio familiar, aprovechándose de la situación de sumisión y temor a la que la sometió durante toda la relación de pareja". Según deslizaron fuentes judiciales a El Diario, la mujer refirió situaciones de violencia de género que se prolongaron en el tiempo.
También dijo que el hombre, que es defendido por Marciano Martínez, le decía "vamos a jugar" cuando la obligaba a realizar las sesiones de chat de sexo virtual que él observaba, con una computadora, desde otra habitación de la casa familiar. La testigo refirió que era obligada a realizar los contactos con desconocidos durante la noche, en ocasiones hasta entrada la madrugada. También sostuvo que cuando se negaba era obligada a dormir en el piso en la cocina o en un sillón. Fuera de la habitación de la pareja. Ayer declararon ocho testigos, siete mujeres y un perito. La mayoría son amigas de la supuesta víctima. Dos de ellas pusieron en conocimiento de Fiscalía la situación por la que atravesaba su amiga, que impulsaron a Fiscalía a actuar de oficio. De los dichos de ambas mujeres se desprendería el "constante acoso, hostigamiento, control permanente sobre las actividades diarias de la mujer" por parte del imputado.
La primera jornada se prolongó por la declaración testimonial de la supuesta víctima y porque se decidió pasar a un cuarto intermedio para ordenar una prueba que incorporó Fiscalía. Se trató de una caja con trozos de fotos que los fiscales de la Unidad de Violencia de Género y Abuso Sexual, Valeria Vilchez y Leandro Dato, presentaron ante la jueza. Las fotos son capturas de pantalla que darían cuenta del contenido de los chats a los que supuestamente era sometida la mujer. La jueza pidió que se ordenara lo que consideró "un rompecabezas", para poder evaluar la prueba.
En la causa consta que ni la mujer ni el hombre cobraban dinero alguno por los chats, si bien trascendió que hubo contactos que les ofrecieron abrir una cuenta para ello. También se supo que la supuesta víctima no mostró su rostro, sólo era obligada a exhibir su cuerpo.