Aunque se cree que los abusos ya fueron al menos diez, fueron tres las mujeres que se animaron a hablar. Samanta Nagode, Romina Llanos y Paola Albarracín no se conocían entre ellas. Lo único que tenían en común era haberse criado en el mismo barrio, hasta que se cruzaron con él. Tenían entonces entre 6 y 12 años.
Las tres cuentan experiencias parecidas. Todas conocieron al acusado por vínculos familiares o de amistad, "fueron atacadas a la misma edad y silenciadas por amenazas similares".
"Nos decía que si lo contábamos nuestros padres lo iban a matar y ellos terminarían presos", dijeron. Aunque las tres formaron pareja, tuvieron hijos y rearmaron sus vidas, siempre "persistieron las amenazas".
Cuando los padres de Sammanta, Gabriela de Gaetano y Sergio Nagode fueron a presentar una de las tantas denuncias contra Elizalde, éste los agredió con un bate de beisbol. Ella terminó con un traumatismo severo de cráneo que la dejó 24 horas inconsciente y todavía permanece internada en el hospital y su esposo, aunque con heridas menos graves, también tuvo que ser asistido porque sufrió "mareos y desvaríos".
El fiscal Mariano Sibuet lo indagó por el delito de "homicidio calificado en grado de tentativa" y pidió que siguiera detenido, pero el juez platense Fernando Mateos no estuvo de acuerdo y lo liberó.
Sus vecinos reclaman justicia y que esté preso, por eso se manifestaron anoche frente a la comisaría y a metros de la plaza donde el acusado trabaja. "No sabemos cuántos casos hubo. No sabemos si siguen pasando", manifestaron al diario El Día de La Plata y advirtieron: "Es un violador que le vende pochoclos a los chicos".