Al respecto, la defensora Candela Besa, comentó a Elonce TV: "Todos los testigos que declararon durante las tres jornadas coincidieron con que Ricardo González nunca tuvo armas, que siempre trabajó y que estaba cansado por los tiroteos permanentes tanto de día como de noche".
Es que se dice que la víctima "se burlaba, dos días antes del crimen, en el frente de la casa de González. Este, buscó prestada un arma, llegó de trabajar de su camioneta, cómo vio al menor en la vereda, diciéndole: `Sé que voy a pagar muy caro por esto, pero es lo que te merecés, le disparó por la espalda y en la cabeza". El acusado prestó declaración ayer ante los jueces. "Habló por más de una hora, contó lo que sintió, cómo reaccionó, dijo que él nunca quiso escaparse ni ocultar ninguna información, que desde el primer día le dijo al fiscal que él tenía que seguir trabajando para pagar el arma para entregarla, que el mismo lo llamó a Schmuck para decirle que había herido a un chico, y del dolor que le provocó el haber sido responsable del fallecimiento de un joven", rememoró la defensora.
"Desde el primer momento, él siempre se mostró arrepentido y nunca quiso evadir la justicia", sentenció Bessa, al tiempo que argumentó: "Hay una cierta de justificación por lo que hizo porque él tenía la amenaza permanente de que le iban a matar a su hijo de cuatro años".
"Fue un acto desesperado"
El juicio continúa este jueves con la reconstrucción del hecho, y el lunes será el turno de los alegatos. Elonce.com