Aseguró que "trabajamos todos los días juntos, pero qué hace la gente por fuera de ese horario, es algo que no lo sé. Cada uno es responsable de su disciplina, mientras está en el cuartel. Yo aprecio algo, pero no sé lo que pasa afuera, si alguien mal formado se desvía de la ley, habrá que determinarlo".
De la posibilidad de que existan casos de consumo de drogas dentro de la fuerza de seguridad Álvarez reiteró que "dentro del cuerpo yo no noté nada extraño o que me haga sospechar, excepto de dos personas que no eran de la zona, vivían dentro del Ejército, y fueron dados de baja al presentar un episodio donde habían consumido una importante cantidad de ansiolíticos y quedaron inconscientes por el consumo, al volver en sí, se les pidió la baja". Del contacto con las demás fuerzas de seguridad dijo que "sigue siendo constante, todo el tiempo nos comunicamos y las puertas están abiertas para que investiguen, pregunten y revuelvan y se lleven lo que consideren necesario".
Admitió que las hipótesis son muchas: "Prefiero pensar que alguien ultimó a este soldado, en forma cobarde, por la espalda, y tener la mente fría para esperar la investigación de la policía, porque ya se dijo y pensó de todo".
Del robo del fusil y los cargadores estimó que "puede que hayan entrado a robar y Fabricio los reconoció, o que después se lo robaron para disimular. Lo que hay que saber ahora es qué pasó y por qué, los padres y la sociedad se merecen una respuesta".
De la continuidad de la vida en el regimiento dijo que "todos los días hablo con los soldados, tratando de infundirles confianza, convenciéndolos de que Fabricio hizo lo que tenía que hacer, murió como un verdadero soldado, cumpliendo su deber, y nosotros en homenaje a él tenemos que seguir nuestra misión, preocupados porque esto no vuelva a suceder, Fabricio murió como un verdadero soldado, el gran cobarde fue quien lo atacó", cerró en declaraciones a Radio Chajarí.
