Policiales Se abstuvieron de declarar

Los detenidos por el crimen de Gabarró fueron enviados a la cárcel

Mientras los investigadores de la División Homicidios buscan testimonios en el círculo íntimo de los sospechosos, se enteraron que la imputada Nasser había accedido a un teléfono para llamarlos desde su lugar de detención.
Carolina Nasser, de 22 años y Emiliano Sosa, de 34 los dos detenidos bajo sospecha de haber tenido participación en el homicidio de Nicolás Gabarró, el joven que fuera asesinado el domingo 4 de octubre en Paraná, fueron trasladados a las correspondientes unidades penitenciarias existentes en nuestra capital, tras abstenerse de declarar ante el llamado a indagatoria.

Representados por el defensor oficial auxiliar Juan Carlín, los dos imputados hicieron uso de su derecho constitucional de abstenerse y prefirieron aguardar, como estrategia, que la Justicia exponga las pruebas cargosas que tiene en contra en cada uno de los casos para mantenerlos privados de la libertad.

Mientras tanto, el fiscal Álvaro Piérola continúa manejando junto a un equipo de la División Homicidios la suma de elementos de prueba que han podido ser colectados y que brindan a los investigadores policiales la confianza de que en pocos días más podrán contar con sustanciales avances, algunos de los cuales están sustentados por pruebas materiales y otros por importantes pruebas testimoniales.

Pero algo ocurrió este fin de semana que habría provocado casi un escándalo que se manejó con mucha discreción, no obstante lo cual, causó tanto revuelo que pese a los intentos por disimularlo y que no traspasara la muralla de la confidencialidad entre los investigadores judiciales y policiales, el hecho salió a la luz. Se trata de que la imputada Nasser, mientras permanecía detenida en la Alcaidía de Tribunales, habría logrado convencer a alguien para acceder a un teléfono celular, con el cual habría hablado con una amiga que conocía detalles importantes de su vida y que era lógico pensar que tarde o temprano la policía iba a llegar a entrevistarla.

Por otra parte, sabido es hasta hoy que existe también una testigo de cargo muy importante, la que sería del entorno de amistades tanto de la víctima como de los dos acusados y que permitió llegar a los hoy imputados. Esta persona y otras, tras la detención de los sospechosos, mencionaron a más gente allegada a Carolina Nasser, sobre la cual pesaría la hipótesis de que habría sido la ejecutora del disparo homicida, que estarían en condiciones de aportar elementos que podrían ser de utilidad a la causa y comenzaron a ser interrogados por los investigadores policiales.

Por ejemplo, es de fundamental importancia que se pueda confirmar que Nasser tenía una pistola, la que hasta hoy no ha podido ser hallada en los allanamientos realizados. Se busca específicamente un arma de puño calibre 6.35, cuya munición no es muy común, habiéndose logrado secuestrar la vaina expulsada por el sistema semi automático de una pistola en la escena del crimen, en aquel sendero entre pastizales en calle López Jordán al final.

Una versión del entorno de la detenida señaló a otra joven paranaense, que habría mantenido cierta amistad con la acusada, que posiblemente supiera de esa pistola. Esta testigo, que sería hija de un conocido médico paranaense ya fallecido, habría mantenido ya contacto con los investigadores, no sólo reconociendo el tema del arma, sino que se habla de que poseía una vaina servida de esa pistola que la acusada le habría obsequiado alguna vez como souvenir. Si resultara verdadera esta versión, los investigadores contarían ya con dos vainas para exponer ante el microscopio comparador electrónico de la Dirección de Criminalística, donde las improntas de accionamiento y disparo ?este calibre posee fulminante central donde pueden quedar marcas comparables?, serían de fundamental importancia.

Pero, para sorpresa de los investigadores, la muchacha se mostró tan preocupada como nerviosa, al hacerles conocer que Nasser la había llamado por teléfono, por lo que se sentía condicionada.

Según El Diario, la situación estalló en pedidos de explicaciones, hasta que finalmente se habría admitido que a la detenida se le permitió el acceso a un teléfono celular, provisto aparentemente por el mismo funcionario judicial que la habría estado asesorando legalmente.
Fuente: El Diario
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