Policiales Tribunal Oral Federal

Juzga a tres personas que atendían un "kiosco" de droga

Le decían "la casa rosada" o "la rosadita". Estaba frente a un polideportivo en la zona este de Concordia. Tres personas están acusadas de vender allí estupefacientes.
Juzga a tres personas que atendían un "kiosco" de droga
Foto: Juzga a tres personas que atendían un "kiosco" de droga
Crédito: El Diario
Le decían "la casa rosada" o "la rosadita". Era la única de la cuadra, a unos 30 metros de la costanera, frente a un polideportivo donde había tres canchas de fútbol, en el Parque Italia, en la zona este de Concordia. Ahí vivía una familia ensamblada y, según una investigación de la Policía Federal, ahí tenían un kiosco de venta de drogas.

En el banquillo están sentados Sergio David Lago y su pareja, Aída Patricia Albornoz. Están acusados del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, agravado por haberse servido de los tres hijos menores del hombre, de 17, 15 y 9 años, y por hacerlo en cercanías o las inmediaciones de lugares donde se realizan actividades deportivas y de esparcimiento público. El tercer imputado es Darío Alberto Cuelho, que sería el proveedor de la marihuana que vendía la pareja.

Los tres fueron detenidos el 1 de noviembre de 2013, después de varios meses de tareas de inteligencia que realizó la Subdelegación Concordia de la Policía Federal. Fueron vecinos preocupados quienes denunciaron que en la casa de la familia Lago-Albornoz se vendían estupefacientes y que los hijos menores participaban de las transas.

Los allanamientos se realizaron después de cuatro meses de investigación. En la casa de la pareja se incautaron 187 gramos de cannabis sativa, 36 cigarrillos de marihuana, un plato con vestigios de cocaína y 2.280 pesos que la mujer tenía en una riñonera. Cuelho no estaba en su coqueta propiedad de dos plantas cuando irrumpieron los policías, pero en su dormitorio se halló un bolso con dos trozos de marihuana, una balanza, un cuchillo y dinero en efectivo; y en un cielorraso de madera, en la misma habitación, encontraron otro ladrillo de marihuana. El total de la droga secuestrada arrojó un peso de 2,430 kilos. El hijo de Cuelho acompañó el procedimiento y sólo una cosa dijo cuando apareció la droga: "Todo eso es de papá", aseguró haber escuchado un policía que participó del procedimiento.

De las tareas de logística previa surge que Lago y Albornoz se valían de los hijos menores de edad del hombre para vender estupefacientes desde su domicilio de calle Roque Sáenz Peña 668 de Concordia; y que Cuelho era quien los abastecía de la droga.

Al menos así surge de las filmaciones, fotografías y tareas de vigilancia que se realizaron entre julio y octubre, sobre la casa de la pareja Lago-Albornoz. Allí se advierten las transas, como se denomina a las acciones de intercambio de dinero por estupefacientes. Los pasamanos se realizaban desde una puerta lateral y en las imágenes que se exhibieron en el inicio del juicio, por pedido del fiscal José Ignacio Candioti, se advierte que a veces los clientes eran recibidos por un chico, que sería hijo de Lago, que tomaba el dinero e ingresaba a la vivienda. Al cabo de unos segundos, otra persona ?en las imágenes se ve a Albornoz? se asomaba y les entregaba a los clientes los cigarrillos de marihuana.

También se conocieron mensajes de texto que se cruzaron los acusados. "Dari, traeme dos de 25. Soy la Pato". Dari es Darío Alberto Cuelho; y la Pato es Aída Patricia Albornoz.

La secuencia se completa con una filmación en la que se ve a Cuelho llegar en moto hasta la casa de la pareja. El hombre permanece en el hall del frente durante unos segundos, pero la infraestructura impide visualizar qué hace ni quién lo recibe.

En el inicio del juicio declaró José Alejandro Manzur, un policía Federal que tuvo a su cargo las tareas de vigilancia, filmaciones y fotografías sobre la vivienda que tenía el frente pintado de rosa y el lateral de color blanco. Según dijo, las tareas de vigilancia "se hacían en distintos días y horarios, pero siempre de día, para no comprometer la investigación", dada la carencia de equipos adecuados para realizar filmaciones o tomas fotográficas de noche, pero enfatizó que mientras trabajó en la zona "llegaban muchas personas, de distintas edades, y por distintos medios de movilidad".

La casa tenía una entrada por el frente y otra lateral. "Las transas se hacían por la puerta del costado", enfatizó Manzur. Luego explicó en qué consistían: "Había un intercambio, el que llegaba entregaba algo, esperaba afuera y a los pocos minutos recibía otra cosa".

"Era indistinto quién vendía", dijo en un momento el policía Manzur, aunque luego se corrigió: "Generalmente era la señora. El señor no. Y también unos chicos".

Los acusados
Tres personas están sentadas en el banquillo de los acusados. Darío Alberto Cuelho, nació en Concordia, tiene 51 años y, según las constancias que presentó en sede judicial, era el titular de Mensajería Darío, cuyo titular es el imputado, un servicio de cadetes a través del cual realizaba trámites para una empresa de medicina prepaga. En 1983 estuvo imputado por robos reiterados y hurto calificado.

Sergio David Lago, concordiense de 54 años, se presentó como vendedor ambulante de películas truchas ?le valió una causa judicial en 2010 de la que salió airoso tras cumplir una probation?. Dijo también que trabajaba en la cosecha de arándanos, aunque cuando la presidenta del tribunal, Lilia Carnero, le preguntó cuándo era la época de cosecha, no supo qué responder. El hombre, además, estuvo involucrado en una causa por robo en 1992. Aída Patricia Albornoz, la pareja de Lago, tiene 47 años y hasta su detención atendía una precaria parrilla ambulante en la zona de la costanera de Concordia y trabajaba en la cosecha de arándanos. La pareja vivía como una familia ensamblada, una hija de ella, su pareja, tres hijos menores de él, un tío de los chicos.
Fuente: El Diario
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