Policiales A la cárcel por extorsión

Dos hombres fueron condenados por intermediar con un grupo de ladrones de motos

Los dos condenados recibieron $300 de "comisión" por su intermediación entre los ladrones y la mujer a la que le robaron la moto. La Justicia considera que pedir rescate por la devolución de un objeto robado constituye una extorsión.
Dos hombres fueron condenados, y uno de ellos deberá purgar una pena en la cárcel, por su complicidad con una organización dedicada al robo de motos. La sentencia fue confirmada por la Cámara de Casación Penal y ambos fueron imputados por el delito de extorsión, a raíz de que oficiaron de mediadores para que una mujer a la que le había sustraído su vehículo pudiera recuperarlo, previo pago de un rescate.
La historia tiene como protagonista a una mujer a la que el 10 de marzo del año pasado le robaron una moto de la puerta del club Zaninetti, en Concepción del Uruguay, sin que ella pudiera identificar a los ladrones, a pesar de que el hecho quedara registrado por las cámaras de seguridad de la entidad deportiva.

Llena de impotencia y todavía en estado shock, al día siguiente, la mujer recibió un llamado de una compañera de trabajo que se ofreció a ayudarla a recuperar la moto: le dijo que su marido podría interceder para ubicar el vehículo desaparecido. La víctima del robo aceptó inmediatamente y hasta ofreció pagar una recompensa si es que obtenía información.
Unos cuantos minutos le llevó a quien parecía un buen samaritano obtener datos precisos sobre la ubicación de la moto robada.
Así irrumpe en la escena Omar Aníbal Putallaz. El hombre le explicó a la mujer que las personas que tenían su moto pedían una suma de dinero para devolvérsela.
Luego de algunas negociaciones, y pasado el tiempo que le llevó a la mujer reunir el dinero acordado para el pago del rescate, hubo una nueva reunión a la que Putallaz concurrió acompañado de Joaquín Exequiel Benítez, hijo de su pareja, la compañera de trabajo de la víctima del robo, y la mujer les entregó el dinero: $2.000.

Veinte minutos después, Putallaz llamó a la mujer diciendo diciéndole que tenía la moto. Pero cuando fueron a entregársela, fueron detenidos. En su bolsillo, Benítez tenía 300 pesos de los que la mujer les había dado. Era su comisión. Los billetes estaban marcados.
El juez Fabián López Moras condenó a Putallaz por extorsión y le impuso una pena de 5 años de prisión ?unificada con una condena anterior que tenía?, mientras que Benítez, como partícipe secundario, recibió una pena de 2 años y seis meses de prisión condicional. Las condenas fueron confirmadas ahora por el tribunal de casación.

Velada amenaza
El robo de motos es uno de los delitos que más afecta la seguridad de los entrerrianos. Desde el Gobierno aseguran que desde que la Policía asumió los controles se ha registrado una significativa disminución de hechos delictivos ?robos de motos y arrebatos? y accidentes vinculados con las motos. Ahora bien, un delito vinculado con el robo de motos está vinculado con los pedidos de rescate por parte de los ladrones o intermediarios a los legítimos dueños para recuperar el vehículo que les ha sido sustraído.
"A quién se le ocurre que pagar para tener y/o gozar de un bien que legítimamente le pertenece es una decisión libre", plantea el juez Rubén Chaia en su voto respecto de la mujer a la que le robaron su moto frente al club Zaninetti. "La intención original de la damnificada era obtener datos de la moto ?como ella misma dijo, quién la tenía y dónde estaba? para, tal vez, ir en su búsqueda o dar aviso a las autoridades policiales", agregó.

El tribunal de casación advirtió que "difícilmente puede sostenerse que la disposición de dinero que realizara la damnificada fue voluntaria (?) o que significó un desprendimiento patrimonial 'consentido'", es decir, que pagó voluntariamente para recuperar su moto, sino que, por el contrario, "nadie obra en perfecta libertad bajo semejante estado de impotencia, angustia y presión", como el que sufría la víctima.
En ese sentido, los magistrados Chaia, Hugo Perotti y Marcela Davite consideraron que a la mujer le sustrajeron su herramienta de trabajo y que "con dificultad podía reunir esa cantidad de plata" que le reclamaban los delincuentes como "rescate".
De ahí que el hecho se configura como una extorsión, aun cuando los intermediarios realizaran lo que la fiscal Matilde Federik calificó como "una amenaza velada" y actuaran como si estuvieran haciendo "una gauchada" a la víctima. Por eso la condena para ambos.

El dato
$300 de "comisión" fue lo que recibieron los dos condenados por su intermediación entre los ladrones y la mujer a la que le robaron la moto.
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