Policiales Juicio abreviado

Joven se alejó del delito y ahora realiza tareas solidarias

Tras una adolescencia reñida con la Ley tomó conciencia de su situación y comenzó a trabajar con personas que están en situaciones como las que pasó él. Ayer consintió cumplir una pena condicional por delitos cometidos en 2011.
El Tribunal de la Sala II en la Cámara del Crimen, integrado por Marcela Badano, Elisa Zilli y Alejandro Grippo, escuchó el acuerdo al que arribaron, en un juicio abreviado, el defensor oficial Jorge Sueldo y el fiscal coordinador Rafael Cotorruelo, con el consentimiento del imputado, consistente en la pena de tres años de cumplimiento condicional. Así, Ángel Leonardo Nicolás Retamar, de 22 años, deberá cumplir con tareas de trabajo comunitario no remunerado, por cuatro horas semanales durante dos años. El Tribunal leerá la sentencia el jueves 9 de abril a las 9.
A Retamar se le imputaron tres hechos ocurridos en 2011: un robo calificado por el uso de arma y dos hurtos. En el acuerdo, se recalificó la primera causa, que quedó como Robo simple, más los dos hurtos como causas acumuladas. En la audiencia que se celebró ayer, el joven sostuvo que realiza tareas comunitarias en el centro asistencial Casa Solidaria, además de trabajar en otra organización en la que se desempeña en una carpintería y un lavadero. El fiscal le solicitó que presente los avales correspondientes de las tareas que sostuvo realizar, para que cumpla con las tareas comunitarias allí, las que no serán remuneradas, atento a que dijo que trabaja de lunes a viernes, bajo la órbita de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, (Uader), institución a la que deberá solicitar los comprobantes correspondientes.
En declaraciones a El Diario. Retamar manifestó que “uno va aprendiendo a medida que va pasando por distintos hechos en la vida que por ahí no le encuentra explicación. No hay una escuela como para decir que a uno le van a enseñar; la calle misma te va enseñando y a medida que te vas quedando solo, vas aprendiendo. Me di cuenta que si uno no acepta las acciones que hace nunca va a progresar y siempre va a estar estancado en el mismo lugar”.
Respecto a la audiencia de ayer, el joven opinó que “este juicio abreviado es la manera de hacerme cargo de lo que hice y una manera de empezar de vuelta, más tranqui, ya no tengo que andar escondiéndome de nadie; empecé a buscar cambiar de ambiente, a personas diferentes, que estudian. Fui conociendo a otras personas y me despertó el interés por terminar la escuela, por hacerme ver por el problema de las adicciones y un montón de problemas de los que estaría todo el día hablando”.
A la hora de enumerar las tareas que desempeña en la actualidad, precisó: “Estoy trabajando en Casa Solidaria y por otra parte estoy con otra organización en que hay carpintería y lavadero que se llama Recordando. Trabajamos con un grupo de mi edad de alrededor de 150 pibes, con los que trabajamos con la oficina de empleo del Plan Jóvenes y otras instituciones. También trabajamos mucho con los abuelos y la gente mayor, el tema de los pibes se complica mucho más por la droga y el tema de la conciencia. Si hay droga no hay conciencia, no hay razonamiento, no se puede; el problema está en la cabeza, por más que le des lo que le des, a los pibes no los van a modificar porque le des todas las cosas. Los vas a empezar a modificar si ellos lo empiezan a razonar y lo piensan por sí mismos. Que se empiecen a pensar ellos mismos como personas de hecho y de derecho más que nada”.
Retamar, respecto a las tareas que desarrolla, reiteró: “Hemos inaugurado talleres de carpintería, lavaderos comunitarios, tenemos comedor; tenemos un plan de acción organizado con estudiantes de la Uader, de Psicología Social, con los mismos pibes de la calle que van a los comedores” y añadió: “Efectivamente los chicos, con todas las contradicciones, se han referenciado en mí y la sigo luchando, porque si bajo los brazos es como que los bajan todos los pibes y eso es lo que no queremos”. En este sentido, evaluó que “más que nada es una gran responsabilidad, eso es lo que más siento; una gran responsabilidad para conmigo y después para con los demás. No es que ya puedo volver a hacer lo que hacía, tengo que hacerme responsable de mi vida. Me hace sentir bien, no puedo decir que orgulloso, pero me hace sentir bien porque no es algo que me dijeron que haga o me lo haya impuesto la Ley o alguien, es algo que fui a hacer yo mismo por mi propia cuenta”.
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