El 1 de julio se conmemorará un nuevo aniversario del brutal homicidio de Leonardo Herrera, el joven de 24 años que fue encontrado muerto con siete puñaladas, atado de pies y manos a una silla, y cubierto con una manta, en un complejo de bungalows, situado muy cerca de la guardería de lanchas.
Desde que la causa se inició en el 2011 ha pasado por varias manos. Primero estuvo bajo la órbita del ex juez de Instrucción Nº 3, Sergio Carboni, pero tras su jubilación pasó a poder del Juzgado de Instrucción Nº 1 de Eduardo García Jurado, que lo suplantó interinamente. Tras la reforma procesal penal en Entre Ríos, la causa recayó en el Juzgado de Garantías y Transición de María Angélica Pivas, pero tras su nombramiento como vocal de la Cámara de Gualeguay, todo quedó a disposición de su reemplazante, el juez de Garantías Mariano López. La investigación, actualmente a cargo de los fiscales, estuvo bajo la órbita del ex coordinador de fiscales Mauricio Derudi, que delegó los trabajos en la fiscal Liliana Mabel Mujica.
El crimen de Leonardo Herrera conmocionó a la opinión pública de Gualeguaychú por la brutalidad del hecho. Según se pudo establecer el día en que se conoció el homicidio, el joven tenía un corte de 10 centímetros sobre el lateral derecho del cuello, en la zona de la arteria aorta, y siete puñaladas en el tórax.
Desde ese día se tomó la posible hipótesis de que habían actuado entre tres y cuatro personas, incluso se habló de la filmación de una cámara de seguridad de un complejo aledaño a la escena del crimen, pero nunca se pudo ver fielmente lo que mostraban esas imágenes, y mucho menos identificar a nadie.
Leonardo Herrera trabajaba como sereno en ese complejo de alojamiento turístico y tras el asesinato tomó fuerza la línea investigativa de que la víctima conocía a sus homicidas, porque en la escena del crimen no había nada que mostrara indicios de un ingreso violento al inmueble. Los autores del hecho habrían permanecido con Herrera toda la noche, pero en un momento determinado ocurrió algo que desencadenó la tragedia.
En principio se habló que el móvil sería el robo que hubo de un LCD de 52 pulgadas, una TV de 20 pulgadas, una computadora y un DVD, aunque la investigación policial no descartó la hipótesis de un crimen de índole pasional, que con el paso de los días fue la que tomó más importancia en la línea investigativa.
Pablo Di Lollo se convirtió en el abogado querellante a principios de diciembre de 2011, luego que la representante legal Amelia Angerosa se alejara de la causa, de común acuerdo con la familia de la víctima.
Hasta el momento no ha habido detenciones en la causa, pero existe la declaración de un testigo que vincularía directamente a varias personas, señalándolas como los autores del crimen. Es por este motivo, que el penalista solicitó que ese testigo vuelva a ampliar su testimonio a la brevedad. Además, por pedido de Di Lollo, se le extrajo sangre a los posibles sospechosos para que el ADN sea cotejado en el Laboratorio de Genética Forense del Superior Tribunal de Justicia con los rastros levantados en la escena del crimen.
Todavía se aguardan los informes sobre las pericias de la recolección de huellas. En un primer momento fueron remitidas a la Policía Científica en la provincia de Buenos Aires, pero esas pruebas no se pudieron realizar en La Plata y se trajeron a Paraná, donde actualmente se trabaja en la confección de una base de datos, similar a la de la Policía Federal, en donde serán ingresadas y cotejadas, publicó ElDía
