Eran las 22.30 cuando Javier Velázquez, de 31 años, iba en su moto de 100 cc y decidió pasar por el lugar menos indicado. En calle Los Jacarandaes, entre 1000 y 1168, había un grupo de personas, y uno de ellos cuando lo vio pasar sacó un arma y abrió fuego. De los múltiples disparos que efectuó, dos dieron en la espalda de la víctima. Velázquez cayó de su vehículo y quedó inmóvil sobre el asfalto.
De inmediato llegó una ambulancia del Centro de Salud Ramón Carrillo al lugar y el personal constató que el hombre ya había fallecido. También se hicieron presentes los uniformados de la comisaría novena, el subjefe de la Departamental Paraná Guillermo Rondán, el subdirector de Criminalística Ángel Iturria, y los investigadores de la División Homicidios. Luego llegaron el fiscal Gervasio Labriola y el médico forense Walter Aguirre.
La pesquisa del crimen en principio resultó complicada por la reticencia de los vecinos a aportar información, pero de a poco se pudo recabar datos acerca de la circunstancia del hecho, así como dar con un testigo que nombró al presunto autor de los disparos mortales.
Se trata de Maximiliano Paniagua, de 18 años, quien ya contaría en su prontuario con varios episodios delictivos similares, incluso con causas por tentativa de homicidio. Sin embargo, seguía en libertad.
El fiscal Labriola ordenó el pedido de captura de Paniagua, quien hasta anoche no había podido ser ubicado por los investigadores, pese a dos allanamientos realizados en distintos domicilios.
Un hombre que vive a pocos metros de donde ocurrió el homicidio, contó que esa noche estaba con su familia y amigos comiendo un asado: Estaba de espaldas, escuché los tiros y cuando me di vuelta ya estaba muerto, contó a Uno, y calificó al acusado del crimen como una plaga, por tener a maltraer a la gente de la zona.
Velázquez, conocido en la zona como Tate, era un albañil domiciliado en el barrio Santa Rita (a pocas cuadras de donde cayó asesinado), y tenía cuatro hijos que quedaron sin su padre. Ayer por la tarde sus familiares y seres queridos velaban sus restos, en medio de un profundo dolor e indignación. Era un excelente muchacho, dijo a Uno un vecino.
Fuentes policiales informaron que el ataque se habría producido por conflictos que habrían mantenido el acusado con la víctima desde hacía un tiempo, aunque no trascendieron problemas de qué tipo tenían para terminar con Velázquez acribillado.