Policiales Derechos Humanos

Piden juzgar a Patti por el crimen de un ex diputado ocurrido en Entre Ríos

El ex legislador Diego Muniz Barreto apareció muerto en un arroyo del departamento Villaguay, a la vera de la Ruta Nacional 18, en marzo de 1977. Una patota integrada por fuerzas conjuntas simuló un accidente automovilístico.
El procurador fiscal ante la Corte Suprema, Eduardo Casal, solicitó que dos represores sean juzgados por el crimen del ex diputado nacional Diego Muniz Barreto y el intento de homicidio de su asesor Juan José Fernández, por un hecho ocurrido en febrero de 1977 en el departamento Villaguay.
Se trata de los ex policías Luis Abelardo Patti y Juan Fernando Meneghini, que se desempeñaban en la Comisaría Primera de Escobar. Ambos fueron juzgados y condenados por el secuestro y torturas de Muniz Barreto y Fernández, pero absueltos por el asesinato del ex legislador y el intento de homicidio de su secretario.
Ahora, Casal dictaminó que corresponde dejar sin efecto la sentencia de la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal que había rechazado el recurso del fiscal general contra la confirmación del sobreseimiento parcial de Meneghini y Patti.
Para resolver de esa manera, el tribunal de casación afirmó que ambos ya habían sido juzgados y condenados “por el mismo comportamiento que se les pretende endilgar en esta causa, calificado en aquella oportunidad como privación ilegítima de la libertad, mientras que aquí la acusación entiende (…) que deben responder también por homicidio y tentativa del mismo delito”.
Sin embargo, el procurador ante la Corte Suprema no comparte ese criterio y consideró que no había ninguna violación a la garantía que prohíbe que un acusado sea enjuiciado dos veces por un mismo delito.
El ex diputado Muniz Barreto y Fernández fueron secuestrados en el centro del partido bonaerense de Escobar el 16 de febrero de 1977. Los llevaron a la comisaría de la zona, a la Unidad Regional Tigre y finalmente a Campo de Mayo. De allí salieron el 5 de marzo en un Fiat 128, adormecidos con alguna sustancia, y fueron arrojados con el auto al arroyo Moreyra, cercano a Raíces Oeste, en el departamento Villaguay. Muniz Barreto murió, pero Fernández sobrevivió.
En 2011, Patti y Meneghini fueron condenados, pero el procurador fiscal expuso en su dictamen que el tribunal de juicio solo juzgó la detención ilegal y las torturas de ambos, pero que no pudo expedirse respecto de la participación que los represores habrían tenido en el homicidio y la tentativa de homicidio.
Casal puntualizó que los ex policías bonaerenses nunca fueron indagados por su relación con lo sucedido luego del traslado de las víctimas de Campo de Mayo a Entre Ríos, “dado que el juez de instrucción siempre consideró poco probable que hubieran tenido algún tipo de injerencia sobre su destino, tras haber sido entregadas a personal militar, ni que pudieran haber sabido qué les sucedería”.
De esta manera, el procurador entendió que Meneghini y Patti no fueron juzgados por el homicidio de Muniz Barreto e intento de homicidio de Fernández, como pretendió la Cámara Federal de Casación Penal. Más aún, alegó que todavía existe “un sinfín de pruebas a producir” que conducen a la conclusión de que “los policías intervinientes en las detenciones ilegales de las víctimas luego las entregaron a sus futuros asesinos”, lo que implicaría que Meneghini y Patti “habrían realizado su aporte criminal para la consumación del homicidio y la tentativa de homicidio en cuestión, que, como hecho independiente del primero, puede ser juzgado ahora”.

La conexión Villaguay
Diego Muniz Barreto, de 43 años, había sido diputado por el Frente Justicialista por la Liberación Nacional entre 1973 y 1974, cuando renunció junto a otros siete diputados de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo, en desacuerdo con las reformas represivas al Código Penal.
Juan José Fernández tenía 23 años, oficiaba como secretario, chofer y guardaespaldas del ex legislador. Aquella madrugada de marzo sobrevivió al atentado y, antes de partir al exilio, dejó su testimonio ante un escribano público.
“El que conducía mi auto (el Fiat 128) puso la trompa apuntando hacia la banquina, pero uno de los otros le dijo ‘no, ponelo así’ y le habrá hecho una seña (yo seguía simulando estar dormido pero con los ojos entreabiertos), entonces dio marcha atrás y lo puso con la trompa apuntando a la banquina pero en dirección opuesta a la que veníamos, detuvo el auto, se bajó y cerró la puerta, mientras uno de los otros se acercó por delante y en el momento que escuché una voz que decía ‘empujalo’ éste arrojó una gran piedra sobre el parabrisas rompiéndolo y el auto se desbarrancó. Presumo que dio un tumbo hacia adelante y cuando quedó detenido, en posición invertida, ya estaba entrando agua rápidamente y en gran cantidad, y antes que ésta me cubra alcancé a tomar una gran cantidad de aire y comencé a buscar por donde salir (…) Entonces nadé por debajo del agua hasta un lugar donde ésta era menos profunda y por otra parte se me acababa el aire (…) Me quedé acostado en el agua sacando apenas la cabeza para respirar”. Cuando escuchó que se marcharon intentó auxiliar a Muñiz Barreto. Pero ya estaba muerto. (El Diario)
El comentario no será publicado ya que no encuadra dentro de las normas de participación de publicación preestablecidas.

NOTICIAS DESTACADAS