En total, se restaurarán seis ventanas. Dada la característica de los materiales se estima que las mismas datarían de mediados del siglo XX (sin perjuicio de que hayan existido otros vitrales con anterioridad). Si bien no es fácil encontrar exactamente los mismos elementos, el objetivo es respetar los colores, las formas y estructuras originales.
Adriana Lara y Lorena Albornoz son parte del equipo de trabajo conformado por un total de siete personas. Ellas explicaron que los vitrales son como rompecabezas que hay que desarmar para poder arreglarlos. Para que no se pierdan de vista las piezas, el trabajo se realiza según un plano confeccionado antes de la desarticulación del todo.
Las vitralistas dijeron que el primer paso consiste en limpiar con agua y cepillos de cerda no muy gruesa. El proceso continúa sacando los plomos y los vidrios que hay que cambiar. Si es necesario se pintan los cristales con un pigmento especial en hornos de 700 grados centígrados. Luego, los vidrios y el material de unión se vuelven a colocar y se suelda con estaño describieron. En este caso, calculan que la restauración les demandará dos semanas.
Finalmente, el responsable de la intervención sostuvo que este es un proyecto de extensión que nos permite restaurar los vitrales de la Normal y agregó es muy importante para nosotros la participación de los estudiantes para que el taller se conozca y poder mostrar lo que sabemos hacer con los alumnos.
Desde hace cuatro años este conjunto de vitralistas realiza trabajos de restauración. Una de sus labores destacadas fue la recuperación de la cúpula del edificio de Gendarmería, ubicado en Alameda de la Federación y Santa Fe. También intervinieron sobre los vitrales de una iglesia de Santa Fe y otra de Santa Ana.