Así lo dieron a conocer este viernes por la tarde y señalaron que en el mensaje "llaman la atención sobre un aspecto de especial preocupación: la creciente e inadmisible violación del derecho a la libertad religiosa".
El texto será difundido una vez que la asamblea apruebe la redacción definitiva, mientras que en la penúltima jornada abordaron la problemática de las cárceles en la Argentina.
Este viernes los obispos recibieron a los integrantes de la Pastoral Penitenciaria y el padre Jorge García Cuerva, sacerdote de la diócesis de San Isidro e integrante del Secretariado Nacional, comentó que "la realidad carcelaria argentina" tiene "algunas cifras que indican que hay alrededor de sesenta mil presos".
"Es una cifra muy alta que se ha duplicado entre los años 1997 y 2011, según informes oficiales. Al mismo tiempo planteamos que la mitad de la población carcelaria está procesada", agregó García Cuerva.
También sostuvo que, como decía monseñor Oscar Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado, "la justicia es como una serpiente, muerde a los descalzos", y por eso presentan también "las características en cuanto a su origen social, el bajísimo nivel educativo y las familias de origen de nuestros hermanos encarcelados".
"Descubrimos que la mayor parte de ellos son pobres porque el sistema punitivo argentino los capta a ellos", señaló el sacerdote y también comentó que se presentó "la realidad del mundo de la carcelación como un desafío para nuestra Iglesia".
Para el presbítero, "el tema carcelario atraviesa nuestra sociedad y así lo queremos encarar" y se refirió a anteponer la misericordia del Evangelio ante la posibilidad del "endurecimiento de penas".
Mientras que los obispos argentinos visitaron este jueves la comunidad del Pequeño Cottolengo Don Orione de Claypole y celebraron los 80 años de su fundación.
La Misa se realizó en el santuario donde se encuentra el corazón del santo fundador de la congregación, Don Orione, quien vivió cinco años en Argentina y desplegó una amplia labor en torno a los más pobres.
La Eucaristía fue presidida por el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires y Vicepresidente 1° del Episcopado quien señaló en la homilía que para anunciar a Cristo "es necesario docilidad al Espíritu, percepción de la oportunidad, osadía y coraje rompiendo prejuicios culturales, imaginación y creatividad docente y mucha confianza en Dios, porque Él obra atrayendo a sus hijos a la Fe".
