Internacionales Mató al niño y se suicidó

Los detalles del crimen que sacude a Uruguay

Después de que la madre del nene de 10 años le dijera al DT Fernando Sierra que no podía volverlo a ver a solas por un supuesto caso de abuso, el hombre planeó durante dos días cómo acabar con la vida del nene.
El niño Felipe Romero, de 10 años, y su asesino, Fernando Sierra, aparecieron muertos en el sotobosque de Villa Serrana. El entrenador tenía abrazado al niño, no llevaban calzado y había un arma calibre 22 en el lugar. Sierra disparó sobre el niño y luego se quitó la vida, confirmó el jefe de Policía de Lavalleja, Eduardo Martínez. Los cuerpos fueron encontrados en la madrugada de ayer, después de un rastrillaje de varias horas por el área. Estaban a pocos cientos de metros de donde se halló el automóvil abandonado. Ahora, la juez penal de Maldonado, Adriana Morosini, quiere respuestas para las múltiples interrogantes que se abren tras el desenlace. Mientras aguarda los resultados de la autopsia y los informes de la Policía, interrogará a las maestras de la Escuela N° 2 a efectos de establecer si Fernando Sierra, DT del equipo de baby fútbol donde jugaba el niño, tenía permiso para retirarlo del centro de estudios.

El homicidio ocurrió entre las últimas horas de la noche del jueves y la madrugada del viernes, de acuerdo a los peritajes. Por ello, se estima que el crimen fue premeditado y resuelto por el asesino apenas éste se enteró por boca de la madre que no podía tener más contacto con el niño.

El resultado de la autopsia, a cargo del médico forense Sergio Mozzo, señala que se encontró en el cuerpo del menor pastillas tranquilizantes, indicaron fuentes judiciales a El País. Se trata de un estimulante suave que se adquiere sin receta médica.

La Policía encontró en el lugar tres paquetes de pastillas, de los cuales dos estaban llenos. A uno de los blísters, hallado dentro de un bolsillo del niño, le faltaban siete comprimidos. Sierra tenía los otros dos paquetes. El hecho sugiere que el niño había sido sedado antes de morir. Se enviaron muestras al Instituto Técnico Forense (ITF) de Montevideo para que comprobara ese extremo.

El informe de Mozzo enviado a la Justicia señala que no había signos de lucha o de violencia antes de la muerte del niño. Se presume que un pequeño hematoma en la cabeza de Felipe fue provocado por el golpe del arma al dispararse, según las fuentes.
El crimen causó honda conmoción ayer, sobre todo en la ciudad de San Fernando de Maldonado cuyos residentes no daban crédito a lo que había ocurrido.

La Intendencia de Maldonado se declaró en duelo y las banderas permanecieron ayer a media asta.

En varios lugares donde se preparaban para celebrar otra fecha de los torneos de baby fútbol, las actividades se suspendieron. En Minas, capital del departamento donde se produjo el fatal desenlace, los niños se reunieron en una plaza y desplegaron globos blancos al cielo.

Un equipo de psicólogos de la Organización Nacional del Fútbol Infantil (ONFI) atenderá a los compañeros de Felipe, confirmó ayer Miriam, encargada de la división infantil del Club Defensor de Maldonado donde jugaba el niño.

"Esto es una tragedia, vamos a pedir apoyo a los psicólogos porque necesitamos ayuda para manejar esto", señaló la dirigente.

El trágico caso generó extrema sorpresa en La Barra y especialmente en el barrio El Tesoro donde residían el homicida y su familia. Su padre es un conocido obrero de la construcción del lugar, su madre trabaja como limpiadora.

Eduardo Lucero, titular de una de las inmobiliarias más viejas del balneario, dijo a El País: "Lo conozco de toda la vida. Estoy impactado. Es uno de los hijos de Sierrita, como le decimos a su padre. Este muchacho es hijo de una familia de trabajo, metedora. No puedo creer que haya pasado", agregó Lucero.
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