La joven, que trabajaba en ese momento para una cadena de televisión húngara (de la que fue despedida por el incidente), propinó una patada a un hombre que, con su hijo en brazos, intentaba cruzar la frontera para poder continuar su viaje por la ruta de los Balcanes.
El incidente no solo visibilizó, más aún, el drama de los refugiados, sino que permitió al mundo entero conocer la historia de Osama, el entrenador de fútbol sirio que acabó siendo contratado en España y que durante este año ha estado trabajando en Getafe para el Centro Nacional de Entrenadores de Fútbol, donde ahora se le acaba el contrato. La otra protagonista de esta historia, de ideas profundamente nacionalistas y racistas, volvió a los primeros planos. Esta vez por ganar un premio relacionado con su trabajo.
En concreto, la reportera ha sido galardonada por un trabajo documental que narra los pormenores de la Revolución húngara de 1956 contra el dominio soviético.
La reportera, que reconoció su acción para dificultar e impedir la huida de Osama, jamás se disculpó por sus actos. Además del despido, se presentaron contra ella cargos por vandalismo.
Fuente: 20minutos