Internacionales La nueva vida de los 33

¿En qué están los 33 mineros rescatados en Chile tras 70 días bajo tierra?

El 5 de agosto de 2010, en la mina San José de Copiapó, un grupo de trabajadores quedaba atrapado bajo 750 metros de tierra y 70 días bajo tierra. Media década después, ésta ha sido su vida. Su nueva vida.
Todos lo recuerdan como el penúltimo minero en ser rescatado de la San José. Miedos o no, después del accidente trabajó seis meses en una mina subterránea. "Pero me dio una recaída y tuve que retomar el tratamiento (siquiátrico)", señala Ariel Ticona. A cinco años del accidente, hoy nuevamente vive días difíciles. Su hogar, en Paipote, Región de Atacama, sufrió graves daños debido a los aluviones de marzo pasado (en la foto). Desde entonces, junto a su familia, vive en Copiapó, en la casa de su madre, e intenta reconstruir su hogar. "Yo estaba en mi casa al momento del aluvión. Tuve que sacar a mi hijo y llevarlo a las faldas del cerro. Me afectó mucho, porque volví a vivir los malos recuerdos. Con el barro siento que retrocedí", cuenta. Hoy espera volver a su tratamiento con un siquiatra en Santiago, proceso que abandonó en abril pasado, cuando comenzó a dedicarse por completo a la reconstrucción de su casa.
Ticona, mientras trabajaba en la mina San José, operaba equipos de levantamiento de tierra. Ahora se dedica a la construcción, realizando trabajos particulares de manera esporádica. A veces, señala, un contratista se comunica con él para ofrecerle trabajos en la zona.
Su hija Esperanza, que nació cuando estaba encerrado en la mina, pronto cumplirá cinco años. "Va en kinder, es súper habilosa", relata. También asume que "ella era la razón que tenía para luchar". Sobre su vida después del incidente, reconoce que "cambiaron algunas cosas. Tuve problemas en mi familia. Hubo un tiempo que estuve separado, aunque ese proceso me ayudó". Hoy volvió con su esposa y nuevamente fue papá, el pasado 9 de julio.

"C-HACHE-I" EN EL ESTADIO NACIONAL
La reciente final entre Chile y Argentina, de la Copa América, el pasado 4 de julio, fue el escenario del reencuentro de 28 de los 33 de Atacama. Entre miles de poleras rojas, banderas flameando y el nerviosismo, el grupo de mineros celebró el inédito título; tal como quedó reflejado en una imagen capturada al ingreso del Estadio Nacional, en donde aparecen Carlos Barrios, Ariel Ticona, Raúl Bustos, Claudio Acuña y Renán Avalos. "Fue emocionante estar juntos en la copa", señala Pedro Cortés (en la imagen de lentes rojos), quien fue el trigésimo minero en salir en la Fénix.

Actualmente, el trabajador vive con su pareja, tiene tres hijas y se desempeña como fundidor en la división El Salvador de Codelco, a una hora a de distancia de la comuna de Diego de Almagro, en la Región de Atacama. En ese mismo lugar, el pasado 24 de junio falleció un subcontratista en un incidente con Carabineros, en el marco de una manifestación. Las vueltas de la vida llevaron a Cortés a reencontrarse en su nuevo trabajo con otro de los mineros atrapados: Carlos Bugueño. "En el trabajo nos echan tallas, dicen que trabajamos juntos, que vivimos el accidente juntos, que no nos separamos con nada, cuenta entre risas. La verdad es que nos conocemos hace mucho tiempo. En Copiapó nuestras mamás viven a una cuadra".

Para Carlos, el recuerdo de los 70 días de aislamiento no se asoma solamente con la cercanía del 5 de agosto. "Es algo que siempre está presente, no se puede olvidar", cuenta, aclarando de paso que, de todas formas, no tiene temor de volver a trabajar bajo tierra.
Según Cortés, uno de los grandes anhelos pendientes de él y de varios más "es volver a ver a los rescatistas, sería algo muy significativo, para volver a darles las gracias".
PARA MIS AMIGOS... ANTONIO BANDERAS
Una "segunda etapa en la vida, mi gran segunda oportunidad". Así es como aquel minero entusiasta e histriónico califica su rescate.
Mario Sepúlveda, uno de las principales figuras de los 33 y líder sindical de ese entonces, se desligó del mundo de la minería y se ha dedicado a remodelar construcciones. Sin embargo, su principal motivación, es "contribuir a la sociedad mediante charlas motivacionales, porque quiero devolver el favor que Dios me hizo".
Actualmente, el siguiente paso de "Súper Mario" será lanzar la fundación en la que ha trabajado durante dos años y que se llamará "La Clínica Mundial del Deporte". Relata que este espacio lo dedicará para trabajar con niños con Síndrome de Down, Asperger y Autismo. "Ya está listo y el objetivo principal será lo social a través del deporte".

Públicamente, es uno de los mineros que parece más exitoso. Respecto de su relación con los 33, dice que no se ha visto perjudicada con el paso del tiempo. Cuenta que si bien no son todos amigos, muchos se llaman siempre por teléfono y se juntan para algunas ocasiones. "La final de la Copa América la vimos en patota y lo pasamos súper bien". Además, junto a otro grupo, viajará a Santiago para asistir al estreno de la película que representó su vida durante los dos meses bajo tierra.
Frente al film "Los 33", donde Mario es interpretado por el actor español Antonio Banderas, el ex minero es sincero y reconoce estar emocionado. Ya vio la película en Los Angeles. "De verdad, hay muchas cosas muy similares a como fueron en realidad", asegura.
UN DEJA VU: GUIA DEL MUSEO DE COLCHAGUA
"Son sentimientos encontrados". Así se siente Daniel Herrera, cada vez que trabaja como guía turístico en "El pabellón del gran rescate", del Museo de Colchagua, que está dedicado a los 33 mineros. Si bien, fue algo que empezó como una terapia, hoy es su manera de enfrentar la vida. Una forma de desahogo. "Me ayudó mucho ver este museo, me sirvió para afrontar mis problemas y toda esa tranca que me quedó".
Luego de un año y medio en tratamiento siquiátrico, Daniel decidió pedir el alta médica ya que, a su juicio, estaba listo para volver a trabajar. "Sentí que me estaba matando y en ese momento la licencia no me dejaba hacer mucho. Fue para mejor".

Desde ese minuto, ayudó al museo en todo el proceso de recreación de "la mina". El pabellón incluso está ambientado con la temperatura real que había en la accidentada faena. Este museo cuenta también con importantes recuerdos, como una réplica de la cápsula Fénix. Cada vez que lo llaman para hacer de guía en eses lugar, muchas veces todas las semanas, Daniel asegura que parte "feliz" a contar su experiencia de estar dos meses bajo tierra.
El accidente sufrido, de todos modos, no lo hizo alejarse totalmente de la minería. Desde hace tres años y medio se encuentra trabajando en el yacimiento Radomiro Tomic, pero no bajo tierra. Se dedica exclusivamente a la minería a tajo abierto. "Cambié el sentido de la minería, me da más seguridad, nunca más", concluye.

SU NUEVO EQUIPO, LOS "RB" DE COPIAPO
Carlos Mamani, de nacionalidad boliviana, fue el único extranjero que quedó atrapado en la mina San José. Tras ser rescatado, el trabajador recibió la visita del presidente de su país, Evo Morales, quien le ofreció una posibilidad de empleo y la construcción de una casa para su familia en La Paz. Con todo, Mamani prefirió quedarse en Chile.
"Regresé a Bolivia sólo a visitar a mi familia. Me habían ofrecido trabajo allá, en varias empresas, pero al final nunca se concretó", comenta el minero, quien hoy nuevamente reside en Copiapó, con su mujer y sus dos hijos.

Los años tras el rescate no fueron fáciles. Tuvo una denuncia por violencia intrafamiliar en 2011, además -según cuenta- de tener que lidiar con varios problemas sicológicos tras el derrumbe, como la ansiedad. "Después de estar un tiempo sin trabajo volví al rubro y estuve en otra mina subterránea. Hace unos seis meses me dio una crisis de pánico, mientras trabajaba, y ahora estoy con licencia médica".
Agrega que "he pensado en dejar de trabajar en minería, pero en los otros rubros pagan muy poco, me gustaría instalar un negocio, pero no tengo suficiente capital".

El último reencuentro de Mamani con sus ex compañeros de encierro fue para la Copa América. "Soy fanático del fútbol", dice. "A pesar de que Bolivia quedó afuera del torneo, fue emocionante".
De hecho, conformó un equipo con otros compatriotas residentes en Copiapó. " Se llama RB, por residentes bolivianos", dice.
DE LA QUIEBRA SALTO A BOMBAS Y SOLDADURAS
Producto del terremoto y posterior tsunami que afectó al centro sur de Chile, con el 27/F, Raúl Bustos, de 45 años, se fue al norte a trabajar, aunque su casa, su esposa y sus dos hijos siguieron estando en Talcahuano, Concepción, donde hasta hoy residen.
Actualmente, Bustos trabaja en la Celulosa Nueva Aldea, cerca de Chillán. Sin embargo, también exploró otra veta. Después de que lo dieron de alta, en diciembre del 2010, comenzó a realizar charlas motivacionales, las que continúa efectuando. "Traté de hacer una empresa familiar, de estructuras metálicas. Soy técnico en mecánica y me manejo en soldadura", señala el ex minero.

Durante dos años siguió con su emprendimiento, pero finalmente no resultó y quebró. Después volvió a trabajar en otra empresa durante un año, hasta que llegó a su actual trabajo, en el cual repara e instala bombas y soldaduras.

Respecto de las charlas motivacionales, señala que "a través de contactos, siempre me llegan ofertas para realizarlas. En ellas cuento la experiencia que viví en el encierro y cómo, con fe y fuerza, se pudo llegar a buen término".
Sobre su vida cotidiana, dice que practica deporte. Los fines de semana juega fútbol amateur. También, asegura ser un "hombre completo", gracias a su familia y amigos. Su vida cambió, indica. Ahora es conocido como el "30". A pesar de esto, "he tratado de hacer una vida normal, como la que tenía antes", indica Bustos. Fuente: (La Tercera).-
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