Internacionales Sangre fría

Tragedia en Francia: Cómo fueron los últimos minutos de vuelo y el perfil del copiloto

En las grabaciones no se escucharon gritos hasta el momento final. Durante todo el descenso, se podía oír al copiloto respirar normalmente. Andreas Lubitz, quien habría estrellado intencionalmente el avión, había sufrido una depresión.
Nada en su perfil llama la atención. Andreas Lubitz era alegre, le gustaba su trabajo en la aerolínea Germanwings, estaba de novio, tenía amigos y una única pasión: volar. Tampoco se le descubrieron vínculos con organizaciones terroristas que explicaran por qué el joven de 27 años estrelló el Airbus A320 y mató a otras 149 personas.
A partir del anuncio de la fiscalía francesa, los detalles sobre la vida de Lubitz empezaron a aparecer con cuentagotas. El único dato fuera de lo común fue que el joven interrumpió su formación como piloto durante seis meses, en 2009, luego de sufrir una depresión y mostrar síntomas de agotamiento, según sostuvo el diario alemán Faz en su sitio web.
El presidente de Lufthansa -compañía a la que pertenece Germanwings-, Carsten Spohr, afirmó que el joven abandonó su entrenamiento durante un tiempo, aunque no aclaró los motivos. En seguida añadió que Lubitz "era ciento por ciento apto para el vuelo".
El copiloto, que vivía con sus padres en Montabaur -un pueblo de la región de Renania-Palatinado, unos 60 kilómetros al noroeste de Fráncfort- había soñado toda su vida con volar un avión.
Integrantes del club de aviadores de Montabaur, LSC Westerwald, donde Lubitz renovó su licencia para pilotar aviones sin motor, dijeron que el joven parecía feliz de haber conseguido un trabajo en Germanwings.
Lubitz ingresó en la empresa en septiembre de 2013, luego de formarse en la escuela de Lufthansa de la ciudad de Bremen. Acumulaba 630 horas de vuelo.
"Estaba feliz de tener el trabajo en Germanwings y le iba bien'', dijo Peter Ruecker, miembro del club de aviadores de Montabaur desde hace tiempo.
Ruecker descubrió a Lubitz como alguien "callado, pero amigable", y contó que el copiloto llegó al club cuando tenía 14 o 15 años, con el objetivo de aprender a volar. "No veía nada anormal en él", añadió Ruecker, que contó que el joven estaba de novio. En la misma línea, el director del club de vuelo Klaus Radke rechazó las conclusiones de la fiscalía francesa, que sostuvo que Lubitz estrelló el avión contra los Alpes franceses cuando el comandante salió de la cabina.
"No sé cómo alguien puede llegar a esa conclusión antes de que la investigación esté terminada", sostuvo. "Era un chico simpático, con muchos amigos. Totalmente normal", añadió Radke.
El director del club de vuelo quedó consternado por la noticia y no supo qué decirles a los periodistas que llegaron al club situado en las afueras de Montabaur, un pueblo de unos 12.000 habitantes. Los periodistas también rodearon la casa donde Lubitz vivía junto a sus padres, que fue registrada ayer por la policía francesa.
Cerca de la casa de la familia, Johannes Rossbach explicó que nunca vio nada llamativo en Lubitz. "Era amable y educado. Tiene un hermano más chico, con el que coincidí en el colegio, pero no era mi amigo. No puedo decir mucho más", contó.
En Montabaur, todo el pueblo estaba en shock después del anuncio de la fiscalía francesa. Todos se preguntaban qué pudo arrastrar a Andreas Lubitz, un joven "educado y normal", a lo impensable.
"Fue como un golpe en la cara -comentó una vecina del copiloto sobre la posibilidad de que estrellara el vuelo a propósito. Es algo inimaginable."
La pregunta que todo el mundo se hace es si el copiloto pudo haberse radicalizado. Pero el ministro del Interior alemán, Thomas de Maiziére, rechazó ayer esa posibilidad y explicó que el martes pasado, día del accidente, las autoridades consultaron los archivos de inteligencia y no se hallaron vínculos terroristas.
El perfil de Lubitz en Facebook fue borrado. Se sabe poco de sus gustos personales; sólo trascendió que le gustaba la música electrónica y que corría maratones.
Según publicó en septiembre de 2013 la revista Aviation Business Gazette, Lubitz fue incluido en la base de datos de la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) en reconocimiento a la excelencia de su formación.
El club de vuelo de Montabaur colgó en su página web una nota de pésame luego del accidente en la que destaca que el copiloto era miembro de la organización desde hacía años.
"Andreas murió como primer oficial de servicio en la catástrofe aérea", señaló la nota. El club explica que Lubitz comenzó como piloto de planeadores, de vuelo sin motor, y se formó hasta volar un Airbus. "Cumplió su sueño de volar, sueño que ahora pagó caro con su vida", añadió la publicación.

Sangre fría

Los pasajeros del avión de Germanwings que se estrelló el martes probablemente no fueron conscientes de lo ocurrido hasta momentos inmediatamente antes del impacto, informó la Fiscalía francesa durante una rueda de prensa.
Los investigadores han llegado a esa conclusión porque en las grabaciones disponibles no se escucharon gritos hasta el momento final, explicó Brice Robin, abogado responsable. "La muerte fue instantánea", agregó. Y detalló que la pérdida de altitud fue de “1.000 metros por minuto”.
El copiloto Andreas Lubitz al parecer hizo todo lo posible para que la gente no se diera cuenta de la caída, tal vez para que no se amotinaran. Su conducta era la de una persona con sangre fría, que sabía lo que hacía. Así se desprende de la grabación de la caja negra. En la cabina de pilotos se lo escuchaba respirar normalmente, no estaba alterado, ni tenía problemas de salud.El avión, con 150 personas a bordo, se estrelló en los Alpes franceses tras despegar de Barcelona con destino a Düsseldorf.
Fuente: Clarín/La Nación
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