Los estatutos eran esperados con ansias precisamente para saber cuánto poder caería en manos de Pell, un extranjero que el Papa llevó al Vaticano para supervisar las a menudo turbias finanzas y que, según medios italianos, es visto con escepticismo por detractores en la burocracia vaticana, quienes creen que se le dio demasiado poder.
Los cambios fueron las indicaciones más claras hasta la fecha de que el Papa está comprometido con el mandato que recibió de los cardenales que lo eligieron en 2013 para que hiciera una limpieza luego de una serie de escándalos financieros.
El más importante de los tres nuevos estatutos es el que regirá para el Secretariado de Economía, que ha sido encabezado por Pell desde que fue establecido, el año pasado.
En efecto, las nuevas normas otorgan a Pell amplios poderes, incluida la supervisión de otros departamentos del Vaticano, para asegurar que sus presupuestos cumplan con estándares de contabilidad internacionales y que sean revisados por auditores externos.
Los críticos italianos de Pell en la burocracia vaticana pidieron al Papa que nombre a un comité adicional de cardenales para su departamento porque temen que esté acumulando demasiado poder, según informes de medios italianos.
La semana pasada, Pell fue noticia después de que la revista italiana L'Espresso publicó un artículo sobre una lucha de poderes en el Vaticano y supuestos gastos excesivos por parte del departamento del australiano.
La filtración de documentos internos a la revista fue considerada un intento de desacreditar a Pell por parte de aquellos que se oponen a la reforma.
La revista mencionó también gastos excesivos del cardenal en vestimenta, mobiliario y viajes.
El Vaticano condenó las filtraciones, señaló que el departamento está operando dentro de su presupuesto y que partes del artículo de la revista eran "ficción". (La Nación)
