En su mensaje ante representantes de la Confederación de cooperativas italianas, Francisco valoró el asociativismo y les pidió que encuentren "formas, métodos e instrumentos para combatir esta cultura del descarte, cultivada por los poderes que manejan las políticas económicas-financieras del mundo globalizado", según reprodujo la agencia EFE.
Por ello aconsejó a las cooperativas que se conviertan "en el motor que levanta y desarrolla la parte más débil de nuestras comunidades locales y de la sociedad civil" y que "piensen especialmente en los jóvenes y tantas mujeres que necesitan entrar en el mundo del trabajo, o a los adultos que pierden el empleo".
El papa se refirió asimismo a "la economía y su relación con la justicia social, y con la dignidad de las personas" y criticó "un cierto liberalismo que cree que sea necesario primero producir riqueza, no importa cómo, para después promover alguna política redistributiva por parte del Estado".
También invitó a que "el movimiento cooperativo tiene que ejercitar un rol importante para apoyar, facilitar y también dar ánimo a la vida de las familias" y por tanto instó a que se busquen soluciones para "la armonización entre trabajo y familia".
Jorge Bergoglio afirmó que "el dinero es el estiércol del diablo" y que "en una cooperativa auténtica, verdadera, no manda el capital sobre los hombres, sino los hombres sobre el capital".