Sociedad Seis personas perdieron la vida

La historia detrás de la tragedia náutica en Victoria: Revelaron el porqué del prematuro rescate

En el barco que fueron a reflotar tras el primer siniestro, había mucho dinero para la compra de un campo. “Era una sorpresa porque el día del accidente era el aniversario de casados de mis padres”, reveló la hija de Emilio Ernesto Gerdau.
Muy pronto seis cruces en la boca de El Zambullo identificarán el lugar donde comenzó a escribirse esta tragedia que se cobró la vida de seis personas, entre ellos un padre y sus dos hijos.

“Les voy hacer colocar la inicial de cada uno; si bien la explosión ocurrió más abajo porque la fuerza de la corriente sumado a la crecida por la tormenta arrastró la embarcación”, precisó, entre lágrimas, Graciela Gerdau (37), hija de Emilio Ernesto Gerdau (64) y hermana de los dos hombres que perdieron la vida en los trágicos días de comienzos de mayo.

El por qué de la premura en reflotar La Expléndida, luego de esa ‘vuelta de campana’ que diera el domingo 3 de mayo, tuvo varias hipótesis, algunas más verosímiles que otras pero nadie preguntó a la familia. Es por eso que Graciela accedió a contar lo que sabe sobre ese paso por ‘El Zambullo’, donde asegura –le dijo su hermano Ernesto en la morgue tras sobrevivir al primer hecho– que su padre chocó contra algo similar a un tronco y la embarcación, que llevaba 29 animales, dio un vuelco que le arrebató la vida.

“En el barco además de documentación importante, había mucho dinero en efectivo, papá lo guardaba allí en un bolsito. Pensaba comprarle un campito a mamá (Julia Graciela Muñoz), era una sorpresa, y ese día del accidente era su aniversario de casados, cumplían 46 años juntos”, reveló.

Asimismo, la mujer precisó que “mis hermanos como los que los acompañaron no fueron a dar vuelta el barco como se dijo, era imposible; además no era la única herramienta de trabajo, mi padre también tenía otro barco”.

Gerdau tuvo seis hijos, cuatro de ellos llevaban su apellido, los dos restantes son Flores. En ese grupo de voluntarios que acompañó a los hermanos Ernesto y Jorge, Graciela relata que estaba presente uno de ellos con su hijo de 14 años, que se salvaron, al tiempo que intenta luchar contra las imágenes y recuerdos de esos otros seres queridos, que si bien no eran familiares, guardaban una relación de profunda amistad con la familia: “Seguimos preguntándonos por qué fue José María ‘Cacho’ Urquiola, y solamente nos consuela saber que los acompañó porque era un amigo de toda la vida, que no te dejaba nunca solo; o el propio ‘Flaco’ (Iván Lacco), marido de mi sobrina –Yerno de uno de los Flores, que a su vez era hijo de Gerdau–, o el propio ‘Goyi’ (Gregorio Otegui) con su barco, que fue de comedido”.

Además, Graciela hizo otra salvedad sobre la forma de ganarse la vida que tenían sus hermanos, y que no era precisamente el traslado de hacienda afincada en islas con su padre: “Jorge Alberto Gerdau era puestero y trabajaba para la firma Matievich, y Ernesto se iba a poner a pescar, porque él tiene su canoíta y su tejido. De hecho estaba pescando cuando no salían viajes”.

Vuelta de campana

El día del primer accidente, relata la hija de Gerdau, su hermano Ernesto ‘Choni’ iba en la cocina del barco y su padre en la cabina del timón, “se ve que se cruzó con un tronco o algo que antes no estaba allí y el barco dio lo que llaman una vuelta de campana. Papi se crió en el río sabía muy bien por dónde ir, y Choni también. Con decirte que terminó séptimo grado y mi viejo le preguntó ¿seguís el secundario o te vas a trabajar?, y él dejó la escuela a los 12 años y empezó a trabajar en la isla. Mi viejo era así, bien derecho”.

La entrevista se realizó en la casa que Graciela posee en el barrio UPCN, lugar al que tras media hora de diálogo arribó el esposo, Juan José Carrizo, que es chofer de Epuyen y en esa fecha estaba en Bolivia, pero llegó a enterarse a través de los medios de aquel país sobre la tragedia. Junto a él aparece el más chico de sus dos hijos, Gerónimo (3) –también tienen una bella niña de 11 años llamada Karen. La charla se interrumpe ante el curioso niño que se queda junto a nosotros, instantes después el papá lo lleva afuera; mientras tanto, nuestra interlocutora toma fuerzas para seguir el relato: “en realidad a Juan José también le hace daño escuchar hablar del tema”, nos comenta Graciela, que por estos días está con su mamá internada en estado delicado.

“Mi otro hermano, Jorgito ‘Pamo’, llegó a cursar el tercer año de la Escuela Técnica, después dejó, y cuando eso pasó papá le hizo la misma pregunta: ¿Qué va a hacer usted?... Se va a trabajar porque acá vagos no hay, y entonces se fue a pescar durante largo tiempo hasta que tuvo la posibilidad de esta gente de Tala, como puestero de la firma Matievich. Es más, él estaba viviendo allí, vino ese domingo por lo que pasó con papá”.

‘Choni’, que es el hermano que logró nadar hasta la costa para avisar del hecho, le comentó que tras el impacto y el barco invertido, alcanzó a tomar la mano de su padre, “pero no pude sacarlo. Tanta gente que he ayudado y a mi viejo no lo pude salvar”, dice que le repetía en un llanto mientras la abrazaba fuerte en la morgue del hospital.

Y agrega: “A papá lo sacaron de la cabina tras arduo trabajo de los buzos de Prefectura, que hay que destacar”.

Graciela sostiene que ella pensó en ir pero luego declinó esta posibilidad, “no sé bien por qué. Recuerdo que llamé a mamá y le pregunté por papá, me dijo que salió en un viaje con Choni, y que más tarde venían porque pensaban ir a Victoria por el aniversario”.

Al preguntarle a la mujer si su padre tenía algún inconveniente de salud que podría haber afectado sus actividades, ésta comentó: “Solamente un problema de asma, y había estado internado por ese tema meses atrás. Pero estaba tratándose, incluso tomaba una medicación. Pero si tengo que ser sincera, para mí a papá le dio un infarto, porque ahogado no murió”.

Consultada por si su hermano Choni le dijo algo más antes de partir junto a los demás hacia la zona del barco, “me advirtió que iba a sacar una importante suma de dinero en efectivo que papá tenía en el barco, entre otra documentación personal”.

Graciela insiste en aclarar que aquellos que se ofrecieron a acompañar a Ernesto (Choni) al día siguiente: “Eran todos amigos; ahora quién dio la orden para que se hiciera eso en el barco, no sé (en referencia a la perforación que generó la explosión). Es más, únicamente las personas que estaban en el lugar saben por qué se intentó esa maniobra”.

Queda descartada entonces la versión de que los accidentados estaban soldando una ‘oreja’ desde donde asir el barco para ponerlo en pie, y se confirma la versión de la perforación o corte en el casco, pero no se sabe aún que pasó realmente o cómo se produjo la explosión.

Graciela agregó a continuación: “Mis hermanos hablaron media hora antes (de la explosión) con mis cuñadas, avisándoles que iba todo bien, ya se iban… estaban arriba de El Gaviota –el otro bote de los Gerdau– Pero aquí es donde no sé qué pasó. Los que estaban allí tienen la otra parte de la verdad”.

Más adelante Graciela sigue atando cabos, y a la vez desmintiendo versiones de que ese dinero que allí había era producto de la venta de esa embarcación, “eso es mentira, meses atrás había venido una persona de mucho poder adquisitivo desde Diamante ofreciéndole 1.200.000 pesos en efectivo, y papá le dijo: el barco no se vende; ese dinero que había en el barco eran ahorros de él, de viajes anteriores, y lo atesoraba porque quería comprarle un campito a mamá, era una sorpresa que le tenía para estos días”.

Por último, la entrevistada puntualizó: “No quiero que se culpe a nadie por esto, llamémosle destino, o desgracia. Alguien me llegó a decir, era el destino porque tu papá no quería que sacaran el barco… pero mi papá no se pudo haber llevado a mis hermanos; y no somos nosotros solamente los destrozados, hay un montón de familias en nuestra misma condición: María Victoria Urquiola –una de las embarazadas, de cinco meses– quedó sola y tiene dos hijos más de 6 y 3 años, respectivamente, además ella vive en una situación muy precaria. Y Zulma del Luján Mansilla es mi otra cuñada, tiene tres nenes y también está embarazada de tres meses y medio”.

La empresa solicita 200.000 pesos para reflotar el barco. Trámite que se realiza con la intervención de Prefectura.

Esta trama queda sin develar pero con muchos elementos para seguir reelaborando los por qué de aquella explosión que se llevó la vida de cinco personas más, tras la muerte de Ernesto Emilio Gerdau.

Sabemos de buena fuente que una de esas familias está emprendiendo un camino judicial apuntando a la responsabilidad de Prefectura, y que seguramente también abrirá nuevas aristas a este luctuoso hecho, donde tan solo horas después de la muerte de Gerdau perdieran la vida Gregorio Otegui, Ernesto y Jorge Gerdau, Iván Lacco, y José María Urquiola.
Fuente: Paralelo 32
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