Se trata de un edificio cuatro veces más extenso que la Ciudad del Vaticano y también supera las dimensiones de la terminal 3 del aeropuerto de Dubai. Para seguir con la comparación con un territorio hay que irse hasta Mónaco, que con sus 2,02 kilómetros cuadrados no sucumbe ante el monstruo chino.
El gigante es una ciudad (o país) en miniatura. Más allá de la gente que se dirige hasta sus oficinas para trabajar, el ocio tiene un espacio preferencial en el edificio. Tiene hoteles, cines, una recreación de una villa mediterránea con piscina incluida, una pista de patinaje sobre hielo, un parque y la playa artificial más grande del mundo (5.000 metros cuadrados) que permanece abierta 24 horas al día gracias una gigantesca pantalla Led que cumple las veces del Sol.
