Carolina, tía de Martín, el niño atacado, contó a Elonce TV: Mi sobrino fue como todos los días a la casa de su compañerito. Fue sorprendido por el perro del amigo. El can lo atacó, y también recibió lesiones la dueña de casa, propietaria del animal.
Si bien las lesiones no son menores, mi sobrino está en perfectas condiciones, a la espera de la cirugía que será hoy a las 20, detalló la mujer. Las heridas no son graves. Tiene tres cortes en la cabeza de unos tres centímetros, pero no profundos. En ningún momento perdió el conocimiento, acotó. Permanece en el quinto piso del hospital materno infantil San Roque.
Aseveró que la familia está conmocionada por el hecho, aunque tanto ellos como el niño no tenemos rencor hacia el perro, puso relevancia, aclarando que tienen el mejor de los tratos con los vecinos, dueños del animal.
Si bien consideran que no es normal que el perro lo ataque entienden que fue un accidente.
La tía del pequeño apuntó que el can es cruza con bóxer.
Fueron los dos atacados. La mamá del amiguito, la dueña del perro y mi sobrino. Los dos están internados, resumió la mujer.
A la mujer la operaron, corría algunos riesgos, aunque salió todo bien, indicó además.
Manifestó que por el momento están concentrados en la atención de la salud del niño, aunque nos preocupa para cuando volvamos, la situación del niño.
Recordemos que el subcomisario Carlos Alberto Afranchino, médico veterinario de la Policía Montada y Canina que intervino en el caso, había afirmado inmediatamente después del hecho, que el perro permanece suelto en el patio, no me animé a entrar y lo observé detrás de una puerta. Busqué hacer movimientos a unos 10 centímetros de distancia del perro y no reaccionó, ni siquiera buscó a ladrar o tirar un tarascón. En esa línea, Afranchino estimó: Aparentemente, el animal sería manso pero no sé cuál fue la reacción del mismo para atacar a estas dos personas.
Se trata de un perro de raza Bóxer de tamaño mediano bicolor de 13 años aproximadamente, al que no se le observaron signos visibles de rabia. El animal debe quedar en observación por la familia durante 10 días, tiene que estar contenido con comida y agua para ver si hay un cambio de actitud porque puede volverse más agresivo o más inofensivo, o si se retira a lugares frescos para que no lo molesten, recomendó el medico veterinario, al tiempo que comentó que también podría registrar malestar al intentar comer y beber.
Transcurrido el período de monitoreo, la familia deberá comunicarse con Zoonosis municipal a fin de que ellos evalúen si intervienen o no.
En caso que hubiera sido rabia, el animal puede llegar a morir; en esos casos se recomienda no tirarlo ni enterrarlo, sino llamar a las autoridades competentes para extraerle la cabeza al animal y llevarla a analizar al antirrábico especializado en Santa Fe, fundamentó Afranchino. Elonce.com