Sociedad 5º Congreso Internacional de Adicciones en Paraná

Especialistas advierten que el inicio en el consumo de drogas se da en niños 5 y 7 años

Analizan la doble criminalización a chicos de 13, 15 años usados para sostener los búnker de droga y cuando la justicia los copta, los condena. Aquellos niños que no tienen acceso a la escuela, inician en el consumo a los 5 y 7 años.
Especialistas y dirigentes de importantes fundaciones y organizaciones que abordan la problemática de las adicciones en el país, advirtieron que cada vez es más precoz el acceso al consumo de drogas y alcohol.
La prevención, el trabajo social, aspectos médicos, psicológicos y el narcotráfico entre otras cuestiones, fueron parte de los paneles desarrollados en Paraná, en el 5ª Congreso Internacional de Adicciones organizado por la Fundación Ave Fénix. La Universidad Católica Argentina de la capital provincial fue sede del encuentro que comenzó el jueves y finalizó ayer.
Uno de los panelistas participante fue Horacio Tabares, psicólogo y director de la ONG Vínculos de Rosario quien dijo a Uno que el consumo precoz es un fenómeno correlativo al desarrollo que ha tenido el narcotráfico y que como estructuras que se mueven con lógicas capitalistas, necesitan producir, ofrecer y colocar más, para que aumente su rentabilidad.
“Los he llamado los mercaderes de la muerte. Su rentabilidad está por encima del valor de la vida y no vacilan en influenciar a adolescentes y menores de alto desamparo material y simbólico que encuentran en la droga un alivio transitorio a sus frustraciones, pero pagando un alto precio y para sostener esas situaciones”. Explicó que muchos chicos pagan las sustancias con sus cuerpos, mediante el trabajo de “soldados”, con la prostitución o mediante sus incorporaciones a agrupaciones delictivas.
Tabares, además de participar del Congreso, días atrás fue invitado por la cátedra de Salud Pública de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos, para un panel sobre estrategias y formación de jóvenes preventores, como parte de un proyecto de extensión.
“La mirada oficial no comprende que muchos pibes son esclavizados para sostener el comercio del búnker; tienen 13, 15 años y son reclutados como soldaditos que viven situaciones inhumanas de explotación con 12 o 15 horas encerrados en ataúdes de cemento para despachar droga y cuando las justicia los toma, los condena; es decir que están doblemente criminalizados: por la organización narco que los somete y por las respetables organizaciones que administran la ley”.
Entre los coorganizadores del Congreso, estuvo presente Juan Alberto Yaría, director de la Comunidad Terapéutica Gradiva de Buenos Aires quien sostuvo que a los 11 o 12 años ya se está en contacto con sustancias que alteran el desarrollo de los adolescentes. Coincidente, también participó Fabián Chiosso, presidente de la Federación de Organizaciones No Gubernamentales de Argentina (Fonga) quien advirtió que las estadísticas oficiales dan cuenta de que es esa la edad de iniciación al consumo de aquellos escolarizados, pero quienes no pueden acceder a la educación comienzan antes, entre los 5 y los 7 años.

Entre lo social y lo individual

Horacio Tabares explicó también que la droga abarca múltiples aspectos en la vida de una persona, desde los culturales y sociales, los afectivos y familiares, como así también los neurobiológicos y químicos. Sostuvo que todos ellos se deben tener en cuenta al momento de afrontar el fenómeno adictivo. “En última instancia las drogas están ahí y es el sujeto quien la consume, es cierto que son promocionadas por poderes económicos, sociales y corporaciones, pero también es cierto, que es uno el que las consume”. De todos modos, manifestó que el enfoque individual del problema es también social y cultural.
A partir de su experiencia en la temática y una práctica concreta sobre el problema, cuando una persona adicta logra dejar de consumir se encuentra con una contradicción: por un lado tiene herramientas para demostrarse que está mejor que antes, pero por el otro, observa sus pérdidas, sus vínculos deteriorados y complicaciones económicas entre otros problemas.
“Ahí sobreviene una gran conmoción que se puede soportar en función de una estructura que le permita sostener y elaborar todos esos duelos consecuentes de situaciones de consumo”, agregó.

Un camino necesario

Según Tabares es posible cambiar toda esta situación y para hacerlo se debe apostar al protagonismo de la gente. “Es tomar los caminos que ya fueron desarrollados por los grandes sanitaristas sociales argentinos, los caminos de Enrique Pichón Riviere, los de Salvador Mazza o Ramón Carrillo. Para eso hay que tener la capacidad y la convicción para enfrentar a los mercaderes de la muerte. Es la única forma”, sostuvo.
En el análisis de la situación, explicó que hay sectores del Estado que son cómplices en alianzas con el narcotráfico.
“Uno de los casos más patentes es el de Santa Fe, donde quien fue el jefe de la Policía de la provincia, hoy tiene serias imputaciones y está siendo juzgado por una convivencia y negocio con narcos; en este sentido hay parte del Estado que ha sido atravesado”, planteó.
Durante los dos días del Congreso, el público llenó una de las salas más grandes de la UCA. El hecho demuestra que las adicciones son un tema que preocupa y no solo a los profesionales que las abordan de manera específica; como manifestó Tabares, debe ser colectivo el camino que se debe transitar para empezar a resolver la problemática.

Poderes que generen conciencia

Juan Alberto Yaría es doctor y director de la Comunidad Terapéutica Gradiva fundada en Buenos Aires en 1972 y que desde entonces funciona como un centro de rehabilitación. Fue uno de los oradores y coorganizadores del Congreso y dijo a UNO: “Lo que pasa con los menores es un hecho epidémico, sanitario. A los 11 o 12 años ya están en contacto con sustancias que alteran sus desarrollos mentales y del sistema nervioso; hipotecan sus vidas porque no tienen cómo controlar los impulsos que generan estas drogas como el alcohol, la marihuana, la cocaína, el paco”.
Sostuvo entre otras causas del problema, que hay una crisis de la vida familiar que provoca que los chicos crezcan en la calle, no tengan encuentros con sus padres o incluso vivan un abandono creciente. También destacó que hay otra crisis que se vive en la escuela donde resulta imposible contener a un niño que no tiene esa posibilidad con su familia.
Para Yaría, el consumo de drogas cada vez más precoz es un fenómenos de los últimos años.
Pero también señaló que hay posibilidades de un cambio, de enfrentar esta situación a través de poderes locales desde las parroquias barriales y centros culturales.
“Frente a poderes globales narcotizantes; poderes locales que generen conciencia, esa es la clave”, remató.

La necesidad de discutir políticas públicas sobre situaciones puntuales

Fabián Chiosso es el presidente de la Federación de Organizaciones No Gubernamentales de Argentina (Fonga) y también parte de la coorganización del Congreso realizado en Paraná. Contó que las estadísticas oficiales en los adolescentes escolarizados, marcan que el inicio del consumo está entre los 12 y los 13 años y se mantiene estable. “Pero en los no escolarizados inician su consumo en los 5, 6 o 7 años. Es una población invisible que no tiene capacidad de llegar a ningún tipo de ayuda. Cuando se discuten políticas públicas, no se discuten situaciones puntuales como estas”, destacó.
Entre los debates instalados en la actualidad, sostuvo que hay grandes confusiones entre despenalización, legalización, regulación y que además se mezclan experiencias como las de Uruguay con la realidad argentina. “Se entiende incluso que despenalizar es promover el consumo y mucha gente habla sin conocer. Es un tema importante, pero lo es más aún discutir cuáles son las políticas de Estado para que una persona no llegue al consumo, y cuál es el marco jurídico y sanitario para que la gente que necesita ayuda no se quede sin ella. Hoy, el 80% de las respuestas a los tratamientos complejos de adicciones, lo están dando las organizaciones del tercer sector y no el Estado”, remató.
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