Sociedad “Símbolo de hierro donde renace la esperanza”

Pura ternura: La nueva vida de Martina y una emocionante carta

La niña que sobrevivió en una alcantarilla junto a su madre muerta sigue la recuperación en la casa de sus abuelos maternos. Cómo fueron sus últimas horas en el hospital y la emocionante carta del director del nosocomio.
Una muñeca rubia de tela y un conejo de peluche rosado, de su misma altura, le dieron la bienvenida a Martina en el cuarto que su madrina y sus abuelos maternos le prepararon en la casa de barrio General Arenales, en la periferia este de la ciudad de Córdoba.
Ayer, poco antes del mediodía, la pequeña de 1 año y 9 meses fue dada de alta del Hospital de Niños, después de sufrir un drama escalofriante.
Había ingresado a ese establecimiento pediátrico público el Día de la Primavera en estado crítico, consecuencia de la bestial agresión física que presuntamente le propinara su padre biológico y de haber pasado más de tres días seguidos abandonada a su suerte dentro de una alcantarilla, junto al cadáver de su madre asesinada.
Gonzalo Lizarralde, el supuesto autor del crimen y la agresión, se encuentra detenido como único sospechoso. El martes se negó a prestar declaración en Tribunales.

La última noche
La bebé transitó la última noche en el complejo sanitario en compañía de sus abuelos Norma y Luis Acosta.
Le costó conciliar el sueño y estuvo dando vueltas en la cama de cuidados intermedios hasta la madrugada. “Presentía que se iba en cualquier momento y se la veía un poquito ansiosa”, comentó Néstor Perotti, director del Hospital de Niños.
Se despertó a las 7 de la mañana y desayunó leche con galletas dulces. Después, su tía Marina le dio de beber un yogur y dejó preparada la ropa para cambiarla.
Los médicos le hicieron la última evaluación física y le curaron la herida de la cirugía plástica de baja complejidad que hubo que practicarle en el tórax, donde la nena presentaba un corte profundo con un elemento punzante. Esa lesión llegó infectada y requirió de una limpieza quirúrgica previa.
Mientras el equipo de salud revisaba a Martina en su cuarto, “Maru” Acosta atendió a los periodistas que colmaron desde temprano el aula magna del hospital.
Estuvo flanqueada por Perotti y los ministros de Salud y Desarrollo Social de la Provincia, Francisco Fortuna y Daniel Passerini, respectivamente.
El director le entregó a la mujer una emotiva carta que le escribiera a la pequeña paciente.
La niña fue trasladada a su nuevo hogar en una camioneta oficial, que logró eludir la persecución periodística.
Un grupo de vecinos y muchos más trabajadores de prensa que montaron guardia en la casa de los Acosta sorprendieron a Martina cuando llegó al mediodía y bajó en brazos de su madrina.
Los aplausos, los saludos a los gritos y el vértigo de fotógrafos, camarógrafos y periodistas para obtener el mejor registro y testimonio estremecieron a la nena que por poco no rompió en llanto.
Se aferró al cuello de su tía “Maru” y las dos entraron con prisa a la casa, que a partir de ahora será su hogar.
“Guardaré para siempre y por si acaso, bebé / lo más puro de la vida / Un cantero de besos y abrazos, bebé / Para verte florecida”. Los versos rematan el poema-canción que le escribió un vecino a la niña de la esperanza y que pegó en el portón de su nueva casa.

La carta del director del Hospital de Niños para Martina

El director del Hospital de Niños de Córdoba, Néstor Perotti, difundió una carta que escribió para Martina.
“Con tus ojos tristes y el corazón herido te vimos, y comprendimos el horror de lo inimaginable, mientras sumergidos en nuestro mundo egoísta, pasamos apurados a tu lado sin advertirte, temblorosa y sola en las horas frías y eternas, pudiste desafiar la adversidad aferrándote a la vida, luego nuestros guardapolvos blancos te dieron abrigo, pero cómo te contaremos tu pérdida, cómo te podremos explicar que dañamos lo que más amabas sólo te podremos decir que todo un país rezó por vos.
Fundiéndose en un arrullo imaginario, que deseó que sanaran tus heridas del cuerpo y el alma, que te sintieras amada, que supieras algún día que nos enseñaste a buscar en lo más profundo de nuestra condición humana, que lograste nos encontráramos nosotros mismos en el otro porque sos símbolo de hierro donde renace la esperanza; y sabes…Martina, nos dimos cuenta que queríamos ser curados, y que eras vos la que estabas sana”.
(La Voz del Interior)
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