Sociedad La especie se recupera de la caza a la que fue sometida a fines del siglo XIX

Un censo confirmó que la población de la ballena franca austral crece entre el 5 y 7% por año

La población de la ballena franca austral que todos los años arriba a la costa de Península Valdés para reproducirse y adiestrar a sus crías tiene un aumento anual del 5 al 7%, según estimaciones de la fundación Patagonia Natural.
El coordinador técnico de esa organización ecologista, Julio Guillermo Caille, sostuvo que el dato "surge de los censos que se vienen realizando para determinar la cantidad de ejemplares" que se hace de manera conjunta entre esa entidad y el Centro Nacional Patagónico.

El oceanógrafo recordó que "hace unas décadas las ballenas se observaban entre septiembre y diciembre, pero ahora se pueden divisar desde el mes de mayo, lo cual quiere decir que llegan antes y ocupan muchos más espacios".

En diálogo con Télam, el especialista evaluó que "antes se veían casi exclusivamente en los golfos Nuevo y San José" que están a ambos lados de la Península de Valdés, pero ahora se divisan con frecuencia en Playa Unión, el golfo San Matías e incluso en las costas de Uruguay y el sur de Brasil.

El fenómeno obedece a que la especie se está recuperando de la intensa caza a la que fue sometida sobre fines del siglo XIX y a medidas protectivas que se tomaron.

"No hay que olvidarse que esta especie fue declarada como monumento natural de la nación", recordó el científico para explicar los resultados.

Las ballenas son observadas con más frecuencia en lugares como Uruguay o el sur de Brasil por la larga travesía que hacen desde Península Valdés, sobre el noreste del Chubut, ya que se desplazan empujadas por la llamada "corriente de Malvinas" que es rica en alimentos.

Luego se alejan de la costa y toman rumbo al sur buscando la zona subantártica para volver a las costas patagónicas cada vez con mayor número de ejemplares.

La fundación Patagonia Natural reinició el mes pasado la actividad de avistajes y censos desde la costa de El Doradillo y Punta Flecha, en proximidades de Puerto Madryn.

"Es una técnica bastante simple y se localiza en esos lugares que son los que prefieren las madres con crías para estar", en una tarea que se hace con especialistas en realizar los avistajes y cargar la información.

La especie, al tener un mayor número de ejemplares, va ocupando lugares en los que hasta hace unas décadas no era vista, y obliga a aumentar el radio de protección ya que, según explicó Caille "en lugares donde ver ballenas era un suceso ya no lo es".
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