Sociedad Cuidado personal

La industria de la estética: La peluquería es un gasto fijo cada vez más caro y demandado

En Paraná, mujeres de todas las edades visitan los locales de este rubro al menos una vez al mes. Tinturas y cortes encabezan la demanda. Un negocio que crece a costillas de la autoestima ajena.
La industria de la estética creció abruptamente en las últimas décadas y cada vez hay más métodos para que las mujeres que persiguen un ideal de belleza puedan acercarse a los cánones impuestos de manera arbitraria.
Muchas buscan alcanzar la perfección y otras se contentan simplemente con verse bien. Claro que en ningún caso el trámite es gratuito y encontrar en el espejo la imagen deseada insume una buena inversión.
En este sentido, arreglarse el cabello encabeza el listado de preocupaciones femeninas. La asiduidad de la concurrencia a la peluquería es variable, pero las amantes del esplendor saben que por lo menos cada tres o cuatro meses deben desembolsar una suma importante. Durante los meses subsiguientes solo hay que gastar en la mantención y el costo disminuye.
“La peluquería es un gasto fijo que tienen el 95% de la mujeres”, contó a Uno Juan Carlos, propietario de un local del rubro.
Y sin aventurarse en estadísticas más precisas, confió que el hábito de ir a la peluquería para cambiarse el color del cabello empieza a edades cada vez más tempranas. Al respecto, comentó: “Vienen las adolescentes con muchas dudas y nos consultan qué se pueden hacer, sin que haya un cambio abrupto. Por ahí hacemos una iluminación, pero una vez que ingresan al mundo de la tintura los cambios son constantes. Empiezan porque le vieron algún trabajo a una amiga o porque algo se puso de moda, como pasó con el desgastado de puntas. Al principio se les sugiere algo sutil”.
Así, lo que antes era potestad de las féminas que procuraban ocultar sus primeras e incipientes canas a través de la coloración o de las madres desesperadas por huir de la pediculosis aplicando este tipo de químicos cuando ningún otro producto les daba resultado, hoy es un a práctica corriente para todo tipo de mujeres.
“Para hacerse una tintura hay distintos costos, dependiendo de los productos que se utilizan y de los largos, pero por lo general además se lava el cabello con un champú nutritivo, se hace un brushing, se realiza un corte y en muchos casos se hace una iluminación. Ese trabajo sale entre 300 y 400 pesos”, indicó Juan Carlos, mientras le pincelaba los mechones a una clienta con un producto aclarante para realzar su belleza. Acto seguido aclaró: “De acá a 60 días hay que pensar en el corte, para mantener el cabello sano, y vale alrededor de 70 pesos. La tintura se hace cada 25 o 30 días y cuesta entre 150 y 300 pesos”.

Temporada
Por su parte, Luz, empleada de una franquicia local abocada a este tipo de servicios, expresó que “en esta época lo que más se hacen las mujeres es tintura, sobre todo para oscurecer un poco el color con la llegada de los días más fríos; la coloración más económica cuesta alrededor de 180 pesos. También, después del verano, crece la demanda de tratamientos nutritivos; un shock de keratina, que restaura y mejora la textura del cabello, cuesta 300 pesos en promedio”.
Hay otras opciones a las que también se recurre para verse y estar mejor, como los alisados definitivos tienen un valor que oscila los 800 y los 1.000 pesos, o las extensiones o las cortinas, que también tienen valores similares.
“La cosmetología es un buen negocio y muchas veces a las mujeres se les ofrece ilusión y la compran, por eso hay que tener en cuenta que un peluquero de confianza no va a ofrecerles algo que no es. Ellas quieren verse bien, porque eso las hace sentir bien, y poder interpretar lo que quieren y aconsejarlas es todo un arte que vas más allá de lo comercial”, dijo Juan Carlos a modo de conclusión.

Pelos lacios peligrosos
La moda dictamina formas y colores que entran en contradicción con lo que marca cada genética. Hace un par de décadas, la mayoría de las mujeres se hacían una base para tener rulos; ahora, cuando los rulos perdieron popularidad y se muestran como sinónimo de indisciplina, se impuso la planchita y más tarde el alisado definitivo, una tendencia que se ha impuesto en los últimos años.
Sin embargo, el costo del proceso muchas veces excede a lo monetario, y tiene sus consecuencias en la salud.
“A una amiga la terminaron internando porque se intoxicó tras un alisado con formol”, contó una mujer como anécdota. En torno a esta afirmación, Juan Carlos coincidió: “El alisado es el proceso químico en el cabello más peligroso. Y muy pocas veces vi que los resultados sean definitivos. Casi todos traen formol, si no no dejaría lacio el pelo”, explicó el especialista.
En tal sentido, apuntó: “El tema es que el grado de formol sea el permitido, y muchas veces eso no se controla. Por lo que he investigado, los peluqueros somos los que corremos mayores riesgos, porque lo aspiramos mientras lo aplicamos. A eso hay que tenerlo en cuenta y saber que se tiene que poner el producto en un lugar ventilado”, remarcó acerca de las recomendaciones y precauciones que se deban adoptar en el trabajo. “El pelo siempre tiende a volver a su estado natural y este procedimiento dura entre cuatro y seis meses, pero bien lacio permanece solo dos semanas”, dijo. Como sea, cada quién hace lo que le parece para sentirse mejor y de acuerdo a sus posibilidades.

Embellecer lo exterior para que repercuta en lo interior
“Soy habitué de esta peluquería y cada mes me hago corte, tintura y brushing. Mi peluquero me entiende y sabe lo importante que es para las mujeres vernos bien”, manifestó a Uno Mónica, una clienta que esperaba que los químicos actuaran hasta transformar su color natural en algún tono de los que la moda impone.
“Es habitual ver que una mujer que se separa o se pelea con su novio, viene a renovarse el corte o el color. Verse bien por fuera repercute por dentro”, aseguró Juan Carlos, peluquero unisex, y agregó: “Esto ayuda en la autoestima y el que trabaja lo sabe. Si uno se siente incómodo con la ropa que lleva puesta, va a tener otra actitud, y lo mismo pasa con el pelo, no dan ganas de salir, o si se sale, uno siente mal y piensa que todos lo miran si no está conforme con su peinado o su corte”.
“Con los varones es peor, parece que no, pero son más exigentes”, confió. Por otra parte, aseveró: “Sé que si tiene determinado tipo de caída es por estrés y deduzco que trabaja como docente o en algún organismo público en contacto con personas; por el estado del cabello sé si vive en San Benito, Oro Verde o Colonia Avellaneda, porque allá el agua es dura y lo deja distinto; las chicas que andan en moto llegan con el cabello quemado”.
“El pelo habla del estado de ánimo de la persona. De acuerdo a cómo veo el pelo, sé sobre qué puedo hablar con el cliente, con quien se comparte alrededor de dos horas. Nos convertimos muchas veces en una especie de psicólogo y lo exterior influye mucho en lo interior; por eso es usual que las peluquerías siempre estén llenas”, concluyó.
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