Espectáculos En un restaurante de Ezeiza

Enojado con los precios: el ticket de Calabrese por tres sándwiches y gaseosas

Guillermo Calabrese escrachó a un restaurante del aeropuerto de Ezeiza por el costo de la comida. "¡Bravooo! ¡Chorros hijos de satanás!", dijo el cocinero que además de los precios criticó la comida.
Comer en un aeropuerto o una estación de micros en Argentina puede salir caro. Así lo probó el chef Guillermo Calabrese, que compartió en Twitter el ticket de lo que gastó por tres sandwiches y tres gaseosas en Ezeiza. "¡Bravooo! ¡Chorros hijos de satanás!", lanzó con furia el conductor de Cocineros Argentinos y director del colegio de gastronomía Gato Dumas. El mensaje pronto se viralizó y sumó adeptos.

En la imagen puede leerse en qué consistió el polémico menú. El cocinero pidió tres latas de gaseosas light (150 pesos), un árabe de jamón y queso (160 pesos), una baguette completa (230 pesos) y una focaccia de jamón (260 pesos). Gastó en total 800 pesos, el equivalente a más de 50 dólares.El mensaje pronto se viralizó y generó furia entre los usuarios de la red social. Fue compartido más de 3.200 veces, superó los 2.900 "me gusta", y provocó un intenso debate entre personalidades de distintos ámbitos.

"Además de chorros ... los sandwichs son sabor cartón corrugado. Comer algo en Ezeiza más o menos bien es una utopía", publicó Fernando Rivarola, cocinero y fundador del reconocido restaurante El Baqueano. "Pagaste poco. Yo en 2015 pagué lo mismo por dos baguettes y dos gaseosas, pero para dos personas", agregó el periodista Fernando Gallo. "¡Qué habiliten ya un McDonald's en el sector de embarque de Ezeiza! La competencia es la única solución para ese tipo de abusos", opinó el economista Ariel Baños.

Se trata, en realidad, de un problema histórico. Ya en el 2011 hubo quejas por precios abusivos en terminales y aeropuertos. En ese momento, Clarín relevó la diferencia de precios en Ezeiza, Aeroparque, Retiro y Buquebus con respecto a bares de la Ciudad. También hubo enojos por parte de los turistas el año pasado, cuando una hamburguesa en Retiro costaba más cara que en la Bristol.
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