Un ejemplo es el reportaje que apareció este domingo, en la revista Luz. "Me llevo bárbaro con los hijos de Marcelo. Todos son geniales. No los siento como propios porque tienen sus mamás. Y tampoco me siento su amiga sino que tengo una relación que es muy linda; un vínculo respetuoso desde el amor por el papá que se transforma en un cariño hacia ellos", dijo en uno de los párrafos más destacados.
También hubo espacio para reflexionar sobre la madurez. "Ves que pasan los años y notás cómo vas creciendo. Creo que está bueno, a cierta edad, poder mirar para atrás y agradecer lo que no vas a repetir o valorar aquello donde uno creció. Aprendí a mantener vínculos sanos, a ser menos prejuiciosa, a no estar permanentemente juzgando al otro sino mirarme a mí misma para ver en qué puedo estar mejor. Además de psicoanálisis, hago Reiki. Y cuando me doy cuenta de que estoy mal, practico respiración activa", dijo Guillermina, que nació en Necochea y tuvo una muy destacada carrera como modelo a fines de los 90. Luego, claro, los hijos (los tres primeros los tuvo con Sebastián Ortega) comenzaron a ocupar un lugar más preponderante
"Tal vez cuando mis hijos duermen tengo un rato para mí. Pienso que es una ilusión eso de que el tiempo se nos termina, la sensación de que hay que aprovecharlo al máximo y estar corriendo todo el día. Cuando uno está en un lugar donde tiene que estar, presente ahí, entonces tiene más sentido. Yo estoy bien cuando estoy a full en lo que me toca vivir. Voy al gimnasio tres veces por semana, como de todo, no tengo una exigencia muy grande conmigo misma", agregó la ahora actriz, que probó suerte en el cine hace poco tiempo en El Hilo Rojo.
Volviendo al tema de los hijos, la educación y los tiempos que corren, la mujer de Tinelli contó que "en un momento me di cuenta que si un hijo no me miraba a los ojos era señal de que algo debía estar haciendo para que ocurriera eso. Entonces en mi casa casi no lo uso al celular. Acá sí porque es mi espacio de trabajo, pero jamás en la mesa, por ejemplo".
Y agregó: "Con mis hijos trato de organizarme bien para estar presente y a veces no estar en la cena durante muchos días se va convirtiendo en algo muy pesado".
Otro tramo interesante de la conversación fue cuando explicó cómo intentaba que sus hijas mantuvieran los pies sobre la tierra pese a tenerlo materialmente casi todo: "Mis hijas son nenas conectadas con otras cosas, no son las típicas chicas-princesas y agradezco eso porque aprendo mucho de ellas. Siempre revisamos el placard y regalamos lo que ya no precisan. Si algo no les gusta les digo que no tienen por qué usarlo. Y si tienen ganas de vestir un jean y una remera para una fiesta las dejo que lo usen".
