Espectáculos Joven de espíritu

Viviana Saccone reveló por qué cambió de apellido y habló de su joven novio

La actriz de Los ricos no piden permiso habla de la edad y los miedos. Y también de su noviazgo con un joven de 20 años menos. "A mí no me gustan los jóvenes, me gusta Santiago", dijo.
Viviana Saccone
Foto: Viviana Saccone
Crédito: Clarín
-¿Viviana Saccone o Clara Viviana Saccon? ¿Cómo te gusta más? ¿Por qué te cambiaste el apellido?
-Fue una cosa artística. Cuando empecé a trabajar, hace casi 30 años, un productor me sugirió cambiármelo porque Saccon sonaba muy fuerte. Soy hija de inmigrantes, y la verdad es que en ese momento se creía que se les cambiaba el apellido cuando llegaban al país porque se los anotaban mal. Saccon no era común, y todos los que conocíamos acá eran Saccone o Sacconi. El productor me hizo justo la propuesta y me dijo que Saccone sonaba mucho mejor. Así que lo cambié. Mucho tiempo después mis viejos viajaron a Italia y descubrieron que el apellido era Saccon. En fin. Para mí yo soy Saccon. Me gusta más. Lo del cambio es una cosa de la que me arrepentí con el tiempo. Pero bueno, ya está.

-De Jeppener, tu pueblo natal, a la gran ciudad. En la década del 80 dejaste todo para seguir tus sueños y viniste a Buenos Aires. ¿Qué recordás de ese momento?
-Yo vivía ahí, al sur de la provincia de Buenos Aires, en un pueblito precioso. Hasta ese momento tenía la vida típica de una chica de pueblo. Iba al colegio, que quedaba enfrente de mi casa, y mis papás tenían el almacén a la vuelta. Iba a la escuela, hacía los mandados y jugaba al elástico. Hasta que antes de terminar la secundaria, en el último año, empecé a viajar los fines de semana a estudiar teatro a Capital.

-Hasta ahí, todo color de rosas, ¿pero cuál fue tu primera gran frustración?
-Me vine a instalar acá porque quedé en el conservatorio. Pero ocurrió algo: no me banqué quedarme, no me adapté a Buenos Aires, así que me volví a mi pueblo. Estuve un año y medio en Jeppener otra vez, estudié para ser maestra y todo. Pensé que la actuación no era para mí, que era un deseo loco, pero me di cuenta que lo que amaba era eso. Y bueno, decidí bancarmela y crecer. Entonces volví a probar suerte a Capital.

-Arrancaste en un exitazo: "Clave de sol". Y la fama llegó de repente. ¿Cómo viviste ese proceso de pasar de ser una chica de pueblo a una actriz reconocida?
-En un principio me costó mucho esto de la prensa, de que la gente quiera saber de vos. Es muy finito el límite en una nota. ¿Qué es lo que uno quiere contar, qué es lo que la gente quiere saber y qué es lo que es intimidad y si uno se lo preguntara a un vecino quedaría como un desubicado? Lidiar con eso me costó. Me puse muy parca. No quería hacer notas, creo que por mi incapacidad de poder atravesar eso y no tener mejor cintura. Pero con los años aprendí.

-El año pasado te pusiste de novia con un actor que tiene 20 años menos que vos. Y por esa noticia viviste tu primer "acoso mediático". ¿Cómo transitaste esa etapa?
-Nunca me había pasado que por mi trabajo me buscaran de esa manera. Traté de vivirlo sin darle demasiada importancia, entendiendo que es parte del juego. Y sin hacerme cargo yo de los prejuicios que puedan tener los demás.

-Hace poco dijiste en una nota: "La edad está en el espíritu". ¿Qué edad tiene tu espíritu?
Yo creo que soy una mujer muy joven. El tema de mi relación. . . a la gente le encanta hablar de cualquier cosa. Un periodista de espectáculos se dirigió a mí diciendo "la pendejera". Me pareció de mal gusto. Esa manera de expresarse habla de él, no de mí. A mí no me gustan los jóvenes, me gusta Santiago (García Rosa). Y lo que me gusta está adentro de ese ser que es Santiago, que es un hombre joven. Uno no va pensando "este es grande, este es chico". Yo no lo pensé. Cuando nos hicimos amigos hace muchos años no imaginamos que íbamos a terminar teniendo una relación. Es algo que pasó. Por lo que es él, por lo que soy yo y por lo que los dos entendemos del amor.

-Más allá de tu romance, ¿cómo te llevás vos con la edad?
-Muy bien. Me llevo bien. Ojalá puede seguir así a medida que avance el tiempo.

-¿Qué sería seguir así?
-Seguir bancándomela sin hacerme cirugías, aceptando los cambios físicos que son notorios. Hoy por hoy siento que la felicidad y la belleza van de la mano. Si uno se propone estar bien, para mí eso es sinónimo de belleza: una persona a la que se la ve feliz. Yo nunca me hice ninguna cirugía. Y a mí lo que haga la gente haga con su vida me da lo mismo, pero por ahí veo una chica operada y digo: 'Qué lástima'. A mí me gusta la belleza natural.
Fuente: Clarín
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