De convicto a ícono
La gratitud es un tema recurrente para Trejo, cuya vida bien podría ser contada en una película de Hollywood. De hecho, en 2005 se estrenó un documental con su historia llamado Champion. Su infancia fue compleja. A los 8 años ya fumaba marihuana, a los 12 se inyectaba heroína. Su primer arresto fue a los 10 años por agresión, y desde ahí escaló a robo a mano armada. Pasó gran parte de su adolescencia entrando y saliendo de célebres cárceles de California. En 1968, casi mata a un guardia durante un motín en San Quentin, lo que podría haberle valido la pena de muerte si el oficial hubiera decidido acusarlo. Tras su liberación un año después, decidió cambiar de rumbo. "Me di cuenta de que la única forma de mantenerme fuera de la cárcel era ayudando a otros", dice. Se convirtió en consejero de drogas y empezó a trabajar con adictos, una labor que mantiene hasta el día de hoy. De hecho, fue ese oficio el que lo llevó a Hollywood. En 1984, uno de los pacientes de la clínica donde se desempeñaba le pidió que lo acompañara a su trabajo para darle apoyo, ya que tenía miedo de recaer. Su trabajo resultó ser en el set de la película Runaway train, con Jon Voight y Eric Roberts. Ahí, uno de los guionistas, Eddie Bunker, lo reconoció porque estando en la cárcel, Danny se había convertido en un hábil boxeador. "Me pidió que entrenara a Eric en boxeo. Me pagaban 320 dólares al día, que era más de lo que yo ganaba en una semana", recuerda. En medio de esas sesiones, se ganó el aprecio del director del filme, Andrey Konchalovskiy, quien le ofreció aparecer como extra. Fue el inicio de su carrera como actor.
"Muchos actores saben que quieren serlo cuando tienen 7 años. Yo a esa edad quería ser narcotraficante", dice Trejo con una risa. "Me metí en la actuación por accidente. Pero diré esto: todo lo bueno que me ha pasado ha sido resultado directo de haber ayudado a alguien. Así fue como entré en Hollywood. De verdad creo que si quieres cambiar tu vida tienes que salir de ti mismo y ayudar a otros. Esa es la forma en que Diosito quiere que vivamos. Mientras hagas eso, tu vida no deja de mejorar".
Después de múltiples roles menores, Trejo llamó la atención del director Robert Rodriguez (foto abajo), quien resultó ser un primo en segundo grado aunque ninguno estaba al tanto de la relación. El cineasta lo llamó para que apareciera en su película de 1995 La balada del pistolero, con Antonio Banderas, y desde entonces comenzó una nutrida colaboración entre ambos. Fue Rodriguez quien lo acercó al público juvenil con su participación en la saga Mini espías y quien le dio su primer rol protagónico, el de Machete en la saga de acción y comedia que pronto empezará a filmar su tercera parte, Machete kills in space. Danny Trejo ama el western. Su película favorita es Más corazón que odio, con John Wayne. También disfruta interpretando villanos. "Lo más divertido de ser el malo es que puedes decir y hacer lo que quieras. El héroe no puede decir malas palabras y tiene que beber leche", bromea. Sus películas en general tienen altos contenidos de violencia, pero él dice que son escenas tan absurdas que no podrían pasar en la realidad. "Una de las cosas que me gustan de Machete es que es violencia divertida. Sé que suena horrible, pero lo que quiero decir es que es parte de la ficción".
Rodríguez se ha referido a Trejo como "un convicto que se convirtió en el ícono latino de acción", pero el actor solo se ríe cuando enfrenta el título. "No me considero un icono de acción, los íconos están muertos. Yo soy solo un consejero de drogas", asegura. "El mayor problema para un actor es que todo el mundo puede pensar que eres una estrella de cine menos tú. Mientras tengas claro que este es tu trabajo, lo mismo que un pintor o un eléctrico, vas a estar bien. No soy más importante que el tipo que arregla el televisor".
Películas de acción y con las tres "B"
Danny Trejo dice que no se considera un artista, y no tiene problemas en decir que las películas que le gusta hacer son las de acción que tienen las tres B: Bellas chicas, Balas y Bombas. "Creo que algunas personas se toman la actuación tan en serio, que se ponen incómodos. Yo, en cambio, lo paso excelente, y lo hago para divertir a la gente. Si se pone muy serio, no quiero hacerlo".
Agenda entre niños, tacos y animales
Trejo lleva una vida ocupada. Además de su nutrida agenda cinematográfica, acaba de abrir un negocio de tacos en pleno Hollywood y trabaja rescatando animales. Pero su verdadera pasión es su labor como consejero, especialmente ir a colegios ha hablar con jóvenes, lo que no es fácil. "Gracias a mis personajes en el cine, puedo tener su atención y entregarles mi mensaje", cuenta. Fuente: (El Mercurio).-