Espectáculos La marca en una generación

Los 30 años de Robotech: Cómo fue el nacimiento del fenómeno del animé

Colaboradores del espacio cuentan sus inicios, y aclaran que "solo Carl Macek podía hacer algo así" en referencia al hombre a cargo llevar esa historia más allá de las fronteras de Japón y que marcó a una generación.
"Solo Carl Macek podía hacer algo así”. Quien dice esto sin siquiera titubear es Steve Kramer, parte del staff de guionistas y directores de Robotech, sobre el hombre a cargo llevar esa historia más allá de las fronteras de Japón. Pues fue Macek quien tomó tres distintos trabajos de animación japonesa (The super dimension fortress Macross, Super dimension cavalry southern cross y Genesis climber MOSPEADA) para convertirlos en un solo programa que hace justo tres décadas estaba al aire en Estados Unidos.
“El aportó la coherencia y la conexión entre las tres series”, dice Kramer, quien cuenta que hace tres décadas era muy difícil traspasar series extranjeras a la audiencia estadounidense. “Lo bueno es que en el caso de Robotech, teníamos un mediador entre nosotros y los japoneses y ese era Carl Macek. El fue quien concibió la serie de este modo y tenía una participación muy involucrada en todo lo que pasaba, incluyendo las traducciones: revisaba cada una para asegurarse de que estuviera lo que quería decir”. Es así como se mostraron en paralelo historias de amor -como la de Rick Hunter con los personajes de Lisa Hayes y Lynn Minmei-, con argumentos sobre guerras intergaláctigas.
“Carl era un perfeccionista”, recuerda Melora Harte, quien hizo la voz de un personaje de la segunda parte: Música. Según recuerda Harte, Macek se preocupaba de cada detalle, desde elegir a los actores que harían cada voz e ir a las convenciones de fans.

Rebecca Forstadt, quien hacía la voz de Lynn Minmei, recuerda los humildes comienzos de la serie en el estudio Intersound, al teléfono desde Estados Unidos: “Empezamos a hacerla como cualquier otra serie, pero fue muy impresionante lo popular que se volvió. Trabajamos mucho grabando, se reescribían escenas y al terminar nos mandaron a una gira de convenciones”. Y confirma lo que dicen sus ex compañeros de trabajo: “Carl estaba trabajando ahí todo el tiempo, incluso cuando grabábamos”. El link de Forstadt con la audiencia local es más fuerte que el del resto del equipo. Pues si bien la serie se transmitió en español en el país, su voz se puede escuchar en las canciones. Sobre su doble rol, que la llevó a cantar, recuerda: “Tuve que ir a la casa del compositor Ulpio Minucci para ensayar las canciones y luego hacer uan sesión en que las registramos sobre las pistas ya grabadas”.

Aunque estos colaboradores hicieron su aporte hace tres décadas, han seguido siendo parte del fenómeno y han seguido participando de convenciones. Incluso ya en el comienzo, Forstadt recuerda que le tocó disfrazarse de su personaje: “Yo no parecía en nada a Minmei y fuimos a la Comic Con de San Diago cuando era una convención muy pequeña. Me vistieron en un disfraz y también fuimos a Nueva York”.
“Hemos ido a convenciones, mi personaje no hacía mucho, pero en una de ellas un fanático se me acercó y me dijo ‘Eres la responsable de que a mi hermano le gusten los dibujos animados. Se volvió loco con Musica’”, dice Melora Harte.
“Carl fue quien guió todo esto, obviamente. El era el hombre tras todo esto, él era el genio”, reafirma Kramer y comenta sobre la relación que llego a tener con él junto Harte, quien hoy es su esposa: “A través de los años nos hicimos amigos personales y nos juntábamos para cumpleaños y aniversarios. Aún vemos a su esposa, aunque él falleció”.

Para Kramer, el factor crucial en el éxito de la serie es la cercanía de los personajes. ”Carl se preocupaba de que fueran accesibles a la audiencia, enfatizaba ciertas características con las que se pudieran identificar. Porque estamos hablando de una serie de ciencia ficción, pero los personajes eran muy humanos. Se preocupaba de que, a pesar de que volaban por el espacio, se entendiera que sus motivaciones y sentimientos eran humanos”.
Kramer también comenta que el trabajo de la compañía estadounidense fue importante: “Harmony Gold pudo comercializarlo y se convirtió en un fenómeno mundial”. Según él, esto cambió el escenario: “Los dibujos animados japoneses tenían un público pequeño por su idioma, pero una vez que los tradujeron al inglés, se pudieron llevar a muchos lugares alrededor del mundo. Nadie había hecho algo parecido”.
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